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Vie, Abr

Perú debe ser un país seguro, confiable, moderno y libre de riesgos para peruanos y extranjeros

Editorial
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ERP. El Cusco, es uno de los departamentos considerado un buen destino turístico; en este lugar su ubican la maravilla del mundo denominada Machu Picchu y toda una oferta turística que lo hace atractivo para el turista nacional e internacional. Durante las últimas semanas, una noticia sobre la desaparición de una ciudadana española conmocionó a diversas partes del mundo y los medios de comunicación han reportado el tema.

El País de España, la agencia EFE, CNN en Español, además de los principales medios de comunicación del Perú y otros de países como España y el Ecuador, han dado cuenta de la desaparición de Nathaly Salazar Ayala, quien entusiasmada por sus orígenes, decidió dejar España para conocer el Ecuador, después visitó Guayaquil, Piura y decidió ir hacia Machu Picchu, sin presagiar que sería su último destino.

Nathaly Rastros

Muerte de ciudadana española, demostró la precariedad de los sistemas de seguridad del país

 

Conforme expresan sus familiares, ella dialogaba todos los días desde sudamericana con sus parientes en España. Era una persona precavida y segura, definía con claridad el peligro y confiaba en el contexto y el entorno. La última vez, salió caminando con la tranquilidad de saberse segura y fue caminando por una de las calles del Cusco. Eran las 7.06 de la mañana del 2 de enero del 2018.

Al no tener noticias de ella, sus familiares se preocuparon por ella, la llamaron al teléfono de su país de nacionalidad, a otro que adquirió para comunicarse en Perú y las respuestas no llegaron. La preocupación fue en aumento, y llamaron al hospedaje, donde se les informó que todo su equipaje estaba en su habitación. Entonces se le reportó como desaparecida y se inició la búsqueda.

La Policía Nacional del Perú, acogió la denuncia y cursó los partes para su búsqueda. La foto de la ciudadana española, se difundió en medios de comunicación y en redes sociales y el llamado para informar su paradero era constante. Pasaban los días y las noches, los rastros no existían y pese a conocerse que su destino era Mara Moray, nadie informaba sobre el particular. La joven había desaparecido y las preocupaciones se hicieron mayores.

Una hipótesis se esbozó. Podría haber seguido un turismo de aventura y adentrarse en las cordilleras de la capital milenaria; esta posibilidad generaba esperanzas y la Policía cifraba sus esperanzas en que fuera así. Se recorrió igualmente tramo a tramo, la ruta que lleva a Mara Moray, se recorrió tramo a tramo y no existían mayores evidencias para encontrarla.

Los padres dejaron España y decidieron venir a Perú. Lo hicieron quizá con la fe y con la esperanza de saberla viva, de encontrarla perdida en algún lugar y gozar de sus tristezas y de sus alegrías. Su sangre sudamericana la trajo por estos lares y no existían razones para dudar, razones para pensar que algo malo se le cruzó en el camino y que mataría esas ganas que solo se puede entender por el amor a lo telúrico.

El Departamento de Investigación Criminal (Divincri) de la PNP del Cusco, cumpliendo con su labor funcional siguió realizando su labor e investigando. Recibió el apoyo de un grupo pequeño pero especializado de España y se continuó adelante. Pasaron 12 días desde la desaparición de la joven y los indicios se encontraron tras intensa búsqueda.

Se detuvo a dos sujetos, uno de ellos confesó lo que es su realidad, una que seguramente busca confundirla con la realidad y lograr indulgencias, por un crimen que es probable que realizaron. Según ellos, la turista se accidente y consecuencia de ese hecho, falleció, para no verse comprometidos decidieron retener el cadáver y después deshacerse de él

El destino de la joven turista, que llegó quizá pensando en la maravilla del mundo y el prodigio de su territorio, terminó, habría terminado, si creemos en la versión, en las frías aguas del río Vilcanota, podría ser encontrado como no; es una triste desenlace que nos lleva a reflexionar sobre lo que realmente esperamos y cuáles son nuestros valores como destino turístico de miles de ciudadanos que provienen de otras latitudes.

Es el reto que tienen los peruanos frente a este hecho; la convivencia pacífica no solo debe ser entre peruanos, sino igualmente entre los miles de miles de extranjeros que llegan a nuestro país a conocer Machu Picchu, Kuelap, Chan Chan y cuánto otro recurso turístico exista. La mejor garantía de hacer sostenible este interés por lo nuestro, es garantizando el derecho a la vida y el respeto a su libertad, siempre que no quebranten las normas internas.

Este precedente deja mal ubicado al Perú, el cual siempre se ha preciado de ser un país tranquilo, respetuoso y de gente pacífica. La historia en su tristeza por la pérdida de una vida humana, debe inspirar a la población misma y a sus autoridades a extremar estrategias para que estos hechos no se vuelvan a repetir.

Noticias Diario El Regional de Piura

 

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