ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. Aunque en el contexto mundial, la radio está a una década de cumplir su primer centenario, en el Perú está dando de manera retrasada unos pasos que en otros lugares son moneda corriente; sin embargo, es interesante estudiar cómo está sucediendo. Uno de ellos es la radiodifusión en cadena.
Se llama así al proceso de retransmitir contenidos de radio (o de televisión) desde una proveedora remota (o no tan remota) para cubrir mercados locales determinados. Tal proceso puede ser simultáneo o diferido y su inclusión en las parrillas de programación local es autónoma (en su mayoría), al punto que es parte de una oferta local de contenidos.
Para ponerlo en sencillo, la manera como se retransmite la radio a lo largo del Perú no es exactamente lo que defino.
De hecho, en el esquema de radiodifusión nacional, lo que escucha Lima, escucha todo el Perú. Es cierto que pueden haber programas locales, pero la propiedad de todas las estaciones pertenece casi siempre a una corporación con sede en Lima. En otras palabras, es una red de repetidoras.
En el esquema de una cadena de radio, la proveedora puede poseer algunas estaciones, pero el resto no son suyas sino que se convierten en ‘afiliadas’., esto es, comparten una porción de la programación (o toda), pero no pierden su identidad individual.
Sin querer queriendo, y sin darse cuenta (según me he podido percatar), Radio Cutivalú se está convirtiendo en una cadena de radio, o una ‘radio network’ como se dice en inglés (‘rede do radio’ en portugués). Si no se dieron cuenta, malazo, porque con tanta capacitación para planificar sus contenidos (que la competencia aprovecha para robarles audiencia), debería ser un punto obligatorio.
Desde hace medio año, Cutivalú dejó de distribuir sus contenidos exclusivamente por su señal en AM generada en Castilla y por su portal (radiocutivalu.org… ¿por qué no lo acortan a cutivalu.org?), y ahora ha reunido a varias estaciones afiliadas a lo largo del departamento: Ayabaca, Huancabamba, Santo Domingo, Sondorillo y Suyo son las que pude contar.
A eso se agrega su segundo intento de transmitir en FM, tras el primero fallido a finales del siglo pasado.
Esta pequeña cadena, pero cadena al fin y al cabo, se engancha para retransmitir el noticiero matinal y un programa de opinión; luego, todas se desconectan para transmitir programación local. Cutivalú solo posee la señal AM/FM de Castilla; las otras, hasta donde sé, le son ajenas.
Si esto fuera parte del proceso de planificación estratégica de Cutivalú, van a tener que crear un Departamento de Afiliadas, que se dedique exclusivamente a coordinar y negociar con ellas más ofertas de programación (como la 24/7, por ejemplo), publicidad compartida, transmisiones de última hora y alianzas de programación compartida, además de reclutar nuevas estaciones. Tranquilidad, gente, que esto no genera problemas ante la SUNAT.
Tras varios intentos de establecer cadenas similares, aquí tenemos un buen ejemplo de cómo se ha formado una, casi espontáneamente, y que es consecuencia de 29 años de esfuerzo al aire que esta semana celebra la radio. Entonces, aquí tienen un campo interesante para trabajar y organizar.
Punto adicional merece recordar que hace años, se debió crear Cutivalú Internacional, teniendo en cuenta la cantidad de programación original que distribuyen por su portal en Internet, y aún por ALER, con sede en Quito, Ecuador, a la que, a su vez, está afiliada. Chicos y chicas, por si acaso ya existe el podcast pregrabado, además.
Eso sí, cuidado con sus vacaciones de verano, cuando toda la programación es cumbia, cumbia, cumbia y más cumbia. Es probable que lo que resultó siendo un hito en la radiodifusión piurana, muera sin pena ni gloria.
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