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Sáb, Abr

Tanto va el cántaro al río…

Nelson Peñaherrera
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ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. El último informe preliminar de Un Billón de Pie en Sullana me deja un sabor preocupante: chicos y chicas son muy vulnerables legalmente ante la ocurrencia de faltas o delitos asociados a la violencia basada en género (VBG); más o menos, uno o una por cada cuatro, porque no les interesa saber del tema, porque piensan que no les tocará, o porque solo sale en las noticias.

Que me desmientan los y las colegas que cubren policiales, pero la mayoría –por no decir casi todos- de sus protagonistas son personas sin mayor trascendencia pública. Bueno, por ahí uno que otro miembro de cierto colegio profesional, que no es la excepción a la regla por si acaso.

El hecho es que de los datos que muestra este informe hay dos que me dejan descuadrado.

El primero es la nula detección de la agresión física entre adolescentes. Un -25% (sí, un menos veinticinco por ciento) de los varones reconoce a los empujones, los puñetazos y las roturas de jeta como pasajes gratuitos a Río Seco. En las mujeres es un -1%.

El segundo es que un quinto de los varones reconoce al feminicidio como un delito (en las mujeres es más de un tercio). ¿Dónde está el problema? ¿No lo ves? ¡No me decepciones tú también! (Cf. Unbillonpiura.blogspot.com)

A ver: al femenicidio no se llega de primera mano, no en la mayoría de casos, sino que comienza por agresiones psicológicas y/o físicas. Sí, esas que no se reconocen como tales. Las agresiones van incrementándose hasta que se rompe el límite último: la vida de la esposa, la conviviente, la amiga con derecho o la enamorada. Entonces, cuando todo se ve perdido, recién se es consciente (bueno, en la mayor parte de casos) de la estupidez suprema que se ha cometido.

Para ponerlo en términos sencillos, estos chicos reconocen una potenciación a la 20 y encima son capaces de resolverla casi de paporreta, pero son incapaces de identificar una suma con cifras de un dígito y se hacen un mundo para llegar a una solución que podía ser un número natural entre el 1 y el 9.

No soy abogado (como sabes), y si tú no lo eres tampoco pretendo que te conviertas en experto en Leyes; sin embargo, por cultura general, deberíamos saber normas básicas para evitar nuestra vulnerabilidad ante la ley, no porque sea mala o desigual con nosotros sino porque nosotros somos los malos y desiguales con ella.

Si además de conocer pusiéramos en práctica lo que aprendemos, pero a conciencia, nunca nos meteríamos en problemas. Y eso se llama ‘estado de bienestar’.

Pero, como somos tan tontos, por hacernos los machos alfa, nuestra irracionalidad termina traicionándonos. ¿Pruebas? Todas las noticias donde varones vulneramos y hasta asesinamos mujeres por el simple hecho de ser mujeres. Triste.

(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @nelsonsullana)

 

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