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Jue, Abr

What's up, coach? (el reto del bombo 2 y el grupo C)

Nelson Peñaherrera
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ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. Como sabemos, Perú integrará el grupo C durante el mundial de fútbol Rusia 2018, junto a Australia, Dinamarca (con el que jugará su primer partido el 16 de junio de 2018) y Francia (el cabeza de serie), lo que suscitó reacciones mixtas en la hinchada nacional que, tras leerlas con cuidado en las redes sociales, puedo resumirlas así: muy pocos entusiastas que están ansiosos de ver a su equipo jugar, y la mayoría que ya se dio por derrotada antes de tiempo.

Esta posición mayoritaria se está concentrando en un evidente hecho cuantitativo-cualitativo de los rivales, desde su experiencia en mundiales hasta su potencia física, lo que es innegable e indiscutible.

Sin embargo, si hemos sufrido 35 años para llegar a un mundial, ¿quién dijo que íbamos a encontrarnos con rivales similares o inferiores -que debe haberlos- en calidad y cantidad respecto al combinado peruano? O como diría una colega, si tanto la hemos luchado, ¿de qué nos quejamos ahora? (sí, Maritza Espinoza, te estoy parafraseando).

No voy a ahondar aquí en ese defecto nacional de que nos estamos habituando a que todo nos sea fácil, culpa del asistencialismo que nos ha acostumbrado a comer todo regurgitado, descartando que también tenemos habilidades para pescar, recolectar y cazar. Así comenzó nuestra historia hace más de diez mil años, por si lo hubiéramos olvidado.

Y ése es el punto: nuestro espíritu competitivo.

El consenso de la gente (dentro y fuera del país) que ha seguido la carrera del Perú hacia Rusia 2018 es que el entrenador Ricardo Gareca tiene gran parte del mérito al aplicar una estrategia que sonaba a idealismo puro al inicio, pero que ha dado resultados. Y ésa es la razón por la que hasta quienes no solemos seguir el fútbol nos hemos dejado fascinar por una hazaña, que en nuestro contexto es de proporciones épicas, dignas de hacerle un documental cuando menos.

La estrategia Gareca podría resumirse en estos puntos: vencer los miedos internos, olvidarnos que somos estrellas y que mas bien somos equipo, salir a jugar, creer en nuestras habilidades.

El mismo entrenador ha hecho gala de una asertividad y humildad que son ejemplares. Yo diría que Gareca no vino a dirigir una selección sino que se hizo un peruano más, y partió de la base de la identidad nacional (la nueva identidad nacional mas bien) para inspirar a sus jugadores, hacer que éstos la hagan suya, y el resto ya lo conocemos: un logro que varios especialistas pronosticaron podríamos conseguir como nación en 25 años fue alcanzado por el técnico en solo un par de ellos.

Esto prueba que sí podemos, otra cosa es que no nos dé la gana hacerlo.

Como consecuencia, otro resultado que debe ser la envidia de nuestro sector político en pleno: la unificación de todo un país bajo la rojiblanca. Mucha gente sigue comentando emocionada que los encuentros de la bicolor parecían Fiestas Patrias, y todos los límites que tontamente hemos construído o en los que nos hemos dejado enmarcar se disolvieron con cada grito de gol.

No es que el fútbol es nuestra nueva forma de construir país; son las luchas que resultan en triunfos, que nacen de la imposibilidad y la incertidumbre para terminar en la realidad y el acierto. Y eso es lo positivo de todo: la victoria unifica a esta nación.

Esa es la lección que nos deja el proceso de la Selección Peruana en nuestras vidas, y ése es el aprendizaje que debemos llevar no solo a la cancha en Rusia sino a cada actividad que hagamos.

Que somos un país conmovedoramente solidario, lo somos; que somos un país que ha revalorizado nuestros símbolos patrios (perdonen, pero escuchar a esos estadios gritar el Himno Nacional provocaban lágrimas de emoción), lo somos. Ahora tenemos que creernos la idea de que somos luchadores y luchadoras, porque realmente sí lo somos. Claro que eso implicará mandar al demonio a nuestro sector político porque realmente está estorbándonos, pero sí lo somos.

Y lo mejor es que somos triunfadores y triunfadoras. ¡Claro que lo somos!

Ahí tenemos tarea para la casa, gente.

¿Qué hará Gareca ahora? Miren, no lo sé, porque solo se ha limitado a pedir que confiemos en él. Sin embargo, presumo que debe estarse inspirando en un modelo de estrategia que contrarreste el tamaño y la potencia del rival, y ése es apelar a la astucia y la precisión.

Ignoro si será su héroe de caricatura favorito, pero el mejor ejemplo de ello es Bugs Bunny. De hecho, tras el sorteo del viernes y tras leer los comentarios en las redes, primero se me vino a la mente la historia de cómo David quiñó a Goliat, pero luego se me vino a la cabeza esa caricatura cuando Bugs fue capaz de derrotar a un luchador que lo superaba grandemente en estatura y musculatura.

[Puedes ver la caricatura completa en http://www.dailymotion.com/video/x2z2yzn]

El peruano y la peruana tienen la creatividad altamente desarrollada. ¿Acaso Gareca apelará a ese resorte para conseguir resultados aceptables en el mundial?

A lo mejor tendremos otra sorpresa que nos regrese la euforia?

No nos dejemos derrotar antes de siquiera haber empezado la lucha; mas bien aprendamos a escoger mejor nuestras luchas y enfoquémonos en ellas hasta que suene el pitazo final. Si perdemos, no desconozcamos todo el camino que nos costó. Pero si ganamos... ¡será otro sismo de magnitud uno como la noche cuando clasificamos!

(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @NelsonSullana)

http://www.dailymotion.com/video/x2z2yzn

Fotos: FPF.

seleccion peruana cristian ramos

 

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