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Mié, Abr

Mamá contigo es fácil la aritmética

Miguel Godos Curay
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miguel godosERP/M.Godos. Mi madre me parió cuando no había acabado su adolescencia pero me nutrió de amor para el resto de la vida. No hay palabras para expresarle la gigantesca gratitud del corazón. Ni poesía tan hermosa para decirle tú ternura nos estremece cada día. Ella se sobrepone a las borrascas del desafecto y como las pruebas de su amor inextinguible, no tienen límites, todo se transforma con hermosura inagotable. Mamá, con la condecoración de abuela, no das tregua a la alegría y a la esperanza. Y en tu diálogo interior con Dios pides más para tus hijos que para ti misma. El afán de tejer la felicidad de tus críos no tiene tregua. Repartes, como el rocío matinal, gotitas de cariño a los que más quieres, todos los días.

En la noche, eres aquella estrella que titila extasiada en su sideral camino de esperanza. Palabra a palabra, deletreo tu nombre en el silabario de la soledad. Aún recuerdo el sonsonete escolar que abrió la mente infantil a la lectura. Eres esa hada madre que en todos los cuentos con su varita mágica de sinceridad conjura todos los miedos y convierte en héroes a sus hijos. Contigo la aritmética es tarea fácil. Multiplicar tus sentimientos nos llena el alma de compasión y de belleza. Un beso tuyo nos convierte en niños buenos y el corazón palpita al ritmo universal de la perfección celeste.

Ante tu amor es alfalfa reseca el discurso meloso de los políticos. El floro vacío de los demagogos tiene el sonido de un pedo ante tú grandeza. Una flatulencia pestilente de la inconciencia. Bla... bla....bla es el verbo de la farsa. Por salud, resulta siempre mejor oír el homenaje de las ranas. Las ranas tienen mamá y croan contentas en el agua. Dios escucha el homenaje de los niños pobres, aquellos que de pura emoción rinden culto al amor en el arenal del desierto. Con su florcita roja en el pecho, hinchados de coraje, los churres cantan al sublime amor. "Salve oh madre la dicha sublime..." un coro angelical conmovido acompaña con dulzura el concierto.

"Mi madre es una rosa, mi padre es un clavel y yo soy un capullito que acaba de nacer". Repite el niño en su media lengua. El idioma del amor sintoniza perfecto. Y la madre de puro amor su ojos humedece. El espontáneo amor flota en el aire en cada trino. Las golondrinas escriben música en el pentagrama alambrado de la tarde. El trino alegre es melodía infinita, casi el himno de la creación, para tu vientre. Tus benditas manos acarician los rostros de los nietos. Madre que trabajas para alimentar tu prole. Tu esfuerzo embellece el paisaje de la ciudad. Madre que duermes junto a tus golosinas entrada la noche, Dios bendice tu fatiga con aliento de eternidad.

Madre del Perú conjugas el verbo amar en todos los tiempos. Cimiento genético de la patria. Madre obrera, madre maestra, madre enfermera, madre tú multiplicas los panes en el milagro cotidiano del desayuno. Madre dolorosa aguardas en el pasillo de un hospital con valentía el infortunio. Madre del aseo urbano recorriendo la ciudad, madre campesina sembradora de la tierra, madre valerosa tú administras la economía del hogar superando al señor ministro en honestidad y decencia. Madre tú inspiras cantos de nobleza transformando el sentimiento triste en alegría. Eres el bálsamo misterioso que convierte estas ganas de decirte "te amo" en flores vivas. Y un árbol de puro amor surge en este pecho de tu semilla y se hace grande en el bosque inmenso de la humanidad. Como en ese huayno que dice "las estrellitas son mis hermanitas" a ti te canto. Madrecita sólo le pido a Dios, en esta carta abierta, tu mirada nunca se extinga. Tu bendición es la presencia de Dios sobre la tierra mamá.

 

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