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Vie, Abr

A estanque revuelto, ganancia de operadores

Nelson Peñaherrera
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Por: Nelson Peñaherrera Castillo. El 4 de octubre pasado, el Congreso de la República ratificó haber firmado la autógrafa para crear el distrito de Paccha en la provincia de Morropón. La iniciativa introducida por el congresista de Fuerza Popular, Luis López, pero anunciada por su colega de otra tienda política con la que suele tener marcadas diferencias de opinión, en términos prácticos desmembraría territorio al actual distrito de Chulucanas, donde se ubica la capital provincial.

¿Y qué opina la gente de Chulucanas al respecto? Mayormente no está enterada. Bueno, es probable que se entere tras leer esta columna, o a menos que sigan los medios locales, muy activos por cierto. El caso es que el tema no es una tendencia de opinión pública local; pero si nos movemos unos cuatro kilómetros al norte , en Yapatera, la historia es otra.

En la llamada capital regional de la cultura afroperuana, el asunto ha generado un debate tal entre las autoridades del actual Centro Poblado de Paccha más la gente que apoya al congresista López en una esquina, y en la otra al alcalde del Centro Poblado de Yapatera, Daniel Alonso Rodríguez, quien primero está reclamando por algunos caseríos de su jurisdicción y de La Encantada que habrían sido anexados en la nueva demarcación sin consultar previamente a la población.

Según le contó Rodríguez a RPP Piura, incluso el caserío Pampas de Sáncor, que actualmente es parte de la jurisdicción de Paccha, querría pertenecer a Yapatera porque se considera desatendido. Además, si se mantiene la demarcación aprobada por el Congreso, para la gente de esos caseríos presuntamente anexados sin consulta les saldría cuatro veces más caro ir a hacer sus gestiones a Paccha que a Yapatera.

Pero, el otro argumento de esta segunda jurisdicción es que desde hace algunos años también ha querido ser distrito -bueno, quiere ser distrito aún-, y aparentemente su pedido nunca habría sido tramitado en Lima, ni hubo congresista que hablara al respecto, y tampoco parece servir el argumento afroperuano como razón para siquiera ver el tema, argumento que, dicho sea de paso, no tiene sustento legal porque en el Perú no se crean demarcaciones políticas por criterios étnicos: estaríamos legalizando una especie de ghettos.

Para quienes no conocen la zona, el distrito de Paccha cortaría en dos al de Chulucanas quedando encajonado entre éste y el de Tambogrande, que pertenece a la provincia de Piura (cuya parte sureste está mejor integrada vialmente a Chulucanas que al propio Tambogrande). ¿Cuál es la gallina de los huevos de oro del propuesto distrito? Por lo que conozco, varias empresas agroindustriales dedicadas a la exportación. Fuera de éso, la tierra es buena para la ganadería, y hay ciertos restos arqueológicos que aún necesitan investigación si quisieran ponerse en valor.

Yapatera no tiene un desarrollo agroexportador industrial, excepto por la zona de Palo Blanco, que vende cacao porcelana orgánico (premiado internacionalmente) a los Estados Unidos y Europa Occidental, y donde hay muchos potenciales para el turismo rural, lo mismo que el resto de esa jurisdicción, con gran riqueza histórico-cultural, tal como varios medios lo hemos venido difundiendo todos estos años.

Ojo, éso no quiere decir que me esté parcializando con alguna de las iniciativas. Creo que los pueblos pueden aspirar a elevar sus estatus y crear los entornos geolegales que les permitan mejorar su calidad de vida; pero también creo que las discusiones deben tener un fuerte componente técnico y geopolítico: ¿es viable a la larga partir un territorio distrital de 871,2 kilómetros cuadrados en dos o tres partes, basados en qué criterios más allá de la pura aspiración o etnicidad?

(Como referencia, el distrito de Sullana tiene 488 kilómetros cuadrados, encapsulando al de Bellavista con 3,1 kilómetros cuadrados, formando parte del área metropolitana de Sullana)

Ahora bien, con toda esta lista de argumentos técnico-geopolíticos, la pregunta del millón es: ¿cómo no se ha creado una corriente de opinión pública sólida, por lo menos, en el distrito de Chulucanas al respecto? Y me consta que esa comunidad es muy, muy activa en términos de ciudadanía; entonces, si tu respuesta es "por indiferencia", tendrás que pensarlo dos veces. 

Por cierto, ¿cómo me enteré yo? La clásica: vi la noticia, pensé que podía ser una buena historia, y comencé a preguntar; pero lo que nadie me advirtió es que la controversia estaba servida. entonces, regresemos a descartar el argumento de indiferencia ciudadana que, por lo menos en Chulucanas, no aplicaría, cosa que no puedo decir de Sullana donde a todo el mundo le llega altamente todo el mundo. Sigamos.

Justo cuando Yapatera estaba reclamando por qué sí atendieron a Paccha y por qué no a ellos en su pedido de ser distrito, y aprovechando que su alcalde estaba por Lima intentando cabildear ante la Presidencia del Consejo de Ministros para que, por lo menos, no anexaran los caseríos inconsultos, un ex regidor de Chulucanas fue a Yapatera para prometer obras de agua y alcantarillado gestionadas desde el Congreso (¿no que ésa no es su chamba?), y, claro, que pronto se vería la causa del distrito en cuestión. 

Nadie se inventó ese discurso: hay videos grabados por uno de los asistentes que lo prueban y que he tenido la oportunidad de apreciar, sin edición, hasta donde pude verificar. Precisamente uno de los argumentos centrales del orador fue levantar demagógicamente la bandera étnica de Yapatera para crear el distrito bajo propuesta.

El caso es que durante la gestión del propuesto distrito de Paccha, Yapatera no estaba oficialmente enterada a pesar que solo hay 15 kilómetros o por ahí entre esta localidad y Cruz Pampa (la capital de Yapatera). Peor aún en Chulucanas, al que debemos agregarle los cuatro kilómetros que mencioné anteriormente. Remarco lo de oficial porque extraoficialmente se manejaba y se maneja mucha información.

Insisto: ¿cómo es posible que Chulucanas esté mejor enterada de lo que pasa en Sondorillo donde se construye el túnel del Proyecto Alto Piura, y que dista algo de 80 kilómetros, y no supiera nada de lo que pasaba a 20? ¿Es creíble la cara de sorpresa en Yapatera cuando lo de Paccha fue anunciado a inicios de setiembre? ¿Funciona tan mal la "internet boca a boca"?

Si lo que busco es tener éxito en una gestión y necesito que el vecino no se entere, pues elaboro toda una estrategia de encapsulamiento. Ésta consiste en que concentro tanto a la gente de un espacio en su espacio y en sí misma, que básicamente la hago pasar por encima o lejos de sus vecinos. Entonces les hago creer que su causa es la única causa de su tipo en todo el mundo, exalto el entusiasmo a más no poder, consigo el logro, y cuando menos el resto se dé cuenta, metí el gol. ¡Brillante!

Y cuando el vecino se dé cuenta y me reclame lo mismo, porque venía pidiendo lo mismo, simplemente aplico el mismo procedimiento, la misma agenda implosiva y populista, despojada de todo sentimiento de solidaridad y visión integral, cuyo resultado sea el mismo que el anterior. Y si el otro vecino reacciona igual, lo mismo, y así, y así. Como verán, es una forma sofisticada del "divide y vencerás", en el que el verdadero ganador no es el pueblo sino el gestor en todos los escenarios: sumas votos y listo, en principio.

Lo mismo está pasando en Malingas, distrito de Tambogrande (justo al norte de Paccha, Chulucanas), donde el domingo pasado se realizaron las elecciones para la municipalidad de centro poblado. Aparentemente, los comicios se condujeron sin mayores problemas, a no ser porque de los aproximadamente seis mil electores que se creían habilitados para sufragar, solo habían cuatro mil 500 empadronados, según me contaron fuentes. Varios candidatos y personeros están pidiendo anulación de comicios. Pero, el mismo esquema: ¿por qué el tema está encapsulado en Malingas y no trasciende regionalmente? Digo, ¿cómo es posible que mil 500 electores se hayan esfumado en los padrones como por arte de pulsar unas teclas?

Igual pasa en Valle Hermoso (La Peñita), otro centro poblado del distrito de Tambogrande (justo al este de Sullana), donde además de que muchos votantes habituales no estaban registrados, resulta que en el padrón se habría admitido a personas que solo tendrían 17 años de edad, cuando la ley dice que solo están habilitados quienes cumplan los 18 hasta el propio día de la elección en adelante. ¿Notan que hay como una especie de "modus operandi"?

Menos mal que los de La Peñita sí están poniendo la historia en conocimiento de algunos (¡algunos!) medios regionales, y ya están pidiendo explicaciones a las autoridades.

Vale la pena indicar que los ejemplos anteriores, hasta donde pude conocer, no están conectados entre sí. Lo que estoy diciendo es que el hecho de que no hayan trascendido a la opinión pública, por lo menos, llama poderosamente mi atención.

Los operadores políticos saben perfectamente que es mejor encapsular las controversias y las polémicas en espacios geográficos altamente reducidos porque de ese modo pueden imponer su agenda, que para nada es democrática, sin opción a cuestionamiento. Pero, cuando alguien del lugar o de fuera del lugar se atreve a confrontarlos, no tienen que hacer tanto esfuerzo: como la población está altamente empoderada o fanatizada, es la propia población la que se encarga de eliminar a los "eslabones débiles" con argumentos más irracionales que otra cosa: no querer el progreso, ser contreras, estar vendido, no ser de la zona, cosas así.

Y cuando éso no funciona, entonces comienzan las argucias legales, y como muchos de quienes confrontan saben de leyes lo mismo que un servidor sabe de cirugía del hipotálamo, entonces son fácilmente involucrados en una tras otra leguleyada, como ya le está pasando al alcalde de Yapatera, a quien estarían comenzando a trabajarlo al miedo.

Por cierto, la Presidencia del Consejo de Ministros le informó que, por lo pronto, la gestión del distrito de Paccha seguirá su conducto regular, aunque preliminarmente parece que no está priorizado en la zonificación departamental. Éso está por confirmarse aún.

Y lo mismo sucede en entornos territoriales más grandes, como las provincias (caso Talara, justo al oeste de Sullana), o incluso en el entorno nacional. Se nos hace creer que nuestros problemas locales, departamentales o nacionales son irrepetibles en el mundo cuando es completamente falso. Basta ver un poco de televisión de paga y notar que los mismos líos en el entorno nacional pasan en países vecinos. Es más, nuestros vecinos aún no tienen la capacidad de hallar soluciones como nosotros sí y viceversa.

Ahí tienen a Argentina con su crisis económica y otra crisis de corrupción que protagoniza la ex presidenta Cristina Fernández (y su entorno) con un pie en la cárcel y otro en el Senado local que le garantiza inmunidad; acá, nuestros ex presidentes ya pisaron cárcel, están bajo proceso de extradición o andan pedidos. Pero acá nos están contando la historia de que no hay país más corrupto que el Perú; en argentina piensan lo mismo de su país, y en Paraguay lo mismo, y en Brasil lo mismo, y en México lo mismo. Ni hablar de Venezuela.

¿Y por qué no nos dicen que tenemos problemas comunes con otros territorios, no importa de qué tamaño sean? ¿Por qué nos lo ocultan? en la medida en que evitemos que nos encapsulen en nuestros problemas, nuestras demandas o nuestras aspiraciones, descubriremos que no son únicas en el mundo, o que -nobleza de por medio- hay otras mucho más prioritarias que las nuestras y que merecen actuación inmediata. Muchos medios estamos comprometidos precisamente a favorecer ese diálogo que integre y que no separe, que nos refleje como iguales y no como elegidos, que permita poner al descubierto a quienes sacan provecho personal a costa de nuestras aspiraciones comunitarias. Porque lo malo no es querer ser más; lo malo es cuando no queremos ver más allá.

[Opina al autor. Síguelo en Twitter como @NelsonSullana]

 

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