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Vie, Abr

Cómo Holofernes tuvo en jaque a Betulia

Nelson Peñaherrera
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Por: Nelson Peñaherrera Castillo. Nadie entendía por qué tuvo que hacerse justo cuando el verano comenzaba a despertar, aunque se entendía que era mejor ahora a que luego tuviésemos que lamentar una verdadera catástrofe si la infraestructura se perdía en caso de un eventual periodo lluvioso. Ya sabemos que con el cambio climático, los pronósticos a largo plazo son casi ejercicios de adivinación. Como diría el Dios de Les Luthiers, con tres horas de anticipación te basta y te sobra.

El hecho es que el Proyecto Especial Chira-Piura (PECHP), que se encarga de administrar la gran infraestructura de riego en casi toda la costa del departamento de Piura (por criterio geográfico, no se incluyen en la cuenta la parte baja del Alto Piura y todo el valle de San Lorenzo), anunció que justo para la temporada navideña –ojo al piojo—iba a realizar labores de mantenimiento (cambio de losas, básicamente) en 400 metros del canal Daniel Escobar, que permite trasvasar el agua del río Chira al río Piura.

Cuando la noticia salió al público, la luz de alerta se encendió en todos lados: ¿cómo es posible que justo cuando más agua se va a necesitar, se realicen estos trabajos? Un verdadero cabildeo comunitario permitió que se pospusieran para las fechas alrededor de Año Nuevo, y en principio todo iba a durar una semana exacta.

canal daniel escobar c

Como consecuencia, durante ese tiempo el flujo del líquido elemento por el Daniel Escobar había de interrumpirse para facilitar el trabajo de albañiles y demás relacionados. Como nunca, la Entidad Prestadora de Servicios Grau (EPS Grau), que nos proporciona el agua potable y el alcantarillado, no solo avisó que habría restricción (ya, si no te enteraste, es que estabas viendo esos videos estúpidos sobre el fin del mundo en Facebook), sino que iba a implementar un plan de contingencia que hasta ahora le está funcionando con cierto nivel de éxito, y que va a depender de que siga lloviendo en la cabecera del Quiroz para que Poechos se abastezca.

Sí, porque, si no lo sabías, el canal Daniel Escobar sale de Poechos, ese mismo reservorio que según el Banco Mundial está a punto de colapsar debido a la colmatación (reducido al 45% de su capacidad tras contener hasta mil millones de metros cúbicos en sus mejores épocas), por todo un itsmo que acaba en Curumuy, donde se encuentra con el río Piura. Tras la acotación geográfica, sigamos.

El racionamiento debía terminar el lunes 6 de enero de 2020, porque supuestamente los trabajos debían concluirse antes; pero justo cuando todo el mundo pensaba que las cosas iban a volver a la relativa normalidad (la verdad es que la EPS Grau no garantiza un abastecimiento de agua las 24 horas, como todo el mundo que carece de un tanque doméstico puede verificar), el PECHP anuncia que los trabajos iban a extenderse cinco días más porque, bueno, tú sabes, la contratista se quedó corta con el tiempo inicialmente establecido. Y fue cuando la luz de alerta pasó a la de alarma.

La primera gran y legítima pregunta que se hizo todo el mundo fue: si se supone que estos trabajos se han planificado con mucha antelación (nos resistimos a creer que fue iluminación de última hora), y se trata de un recurso natural crítico para la vida de alrededor de un millón de personas en la costa de Piura, ¿cómo el cálculo del tiempo empleado para el trabajo tenía una imprecisión que excede el 75% )haz tu regla de tres: siete es a cien, cinco es a X??

Reincidamos con un dato clave, por si alguien todavía no logra ver la perspectiva: el demográfico. En la costa de Piura, alrededor de un millón de personas se abastece del agua que provee este sistema, de las que 900 mil, o por ahí, vivimos en las áreas metropolitanas de Piura y Sullana (las de mayor peso electoral regional, dicho sea de paso); entonces, ya te podrás imaginar el riesgo sanitario que eso representa. Sin ánimo de generar situaciones de pánico, ya se están reportando casos del síndrome de Guillain-Barré, una condición que paraliza progresivamente todo el sistema muscular del cuerpo, y cuya causa concreta no está definida, pero que sí se sabe es disparada por las malas condiciones de higiene. Y para una buena higiene, se necesita agua limpia. Menos mal que no está lloviendo en la costa, porque la historia sanitaria sería peor.

Pero la mala noticia no era ésa. En el transcurso de la semana pasada, el trabajo del periodismo ha permitido que nos vayamos enterando varios detalles: primero, la contratista encargada de los trabajos en el Daniel Escobar está cobrando un millón de soles (unos 270 mil dólares); segundo, y este dato es una combinación de las colegas de El Tiempo y Radio Cutivalú, que los ingenieros a cargo de los trabajos parecían no tener competencia académica para ejecutarlos (uno ni siquiera tiene título registrado en Sunedu), y que Contraloría General de la República ya lo había advertido semanas antes; tercero, y este dato lo bandereó RPP Piura, que el PECHP había despedido hace un año a un especialista en operaciones, quien era funcionario de carrera y sabe cómo lidiar con estos desabastecimientos, para poner en su lugar a alguien sin experiencia, en principio.

Como si la cascada (sic) de malas noticias no fuese suficiente, Defensoría del Pueblo decide hacer una inspección inopinada a los trabajos y se da con el chasco de encontrar, o mejor dicho no encontrar a la supervisión haciendo su chamba. O sea, ustedes vean ahí cómo resanan y mezclan el concreto. Mándenme sus ‘selfies’ y asunto resuelto.

Como para no quedarse atrás, la EPS Grau también hizo una inspección incluyendo a un notario en el equipo, por si alguien quiera poner en duda las observaciones, y encontró que los trabajos de remodelación por los que el PECHP está pagando una lluvia de billetes no está concluido. Se informó que, junto al Ministerio de Vivienda (cuyo titular estaba más perdido que claxon en cohete), se dispuso motobombas para activar el trasvase en el Daniel Escobar.

Algunas personas, y este dato se debe verificar con una opinión técnica autorizada, como la del Colegio de Ingenieros del Perú (que solo planificó una mesa redonda en Sullana), aseguran que la calidad del concreto utilizado en los trabajos es pobre, y podría erosionarse rápidamente con la presión, el volumen y la velocidad que puede producir el agua cuando llena el canal a toda su capacidad.

La población piurana, que tiene un doctorado ad-hoc en parología, ya se le iba a ir encima a la EPS Grau, hasta que los medios se la cuadraron. Seamos justos, esta vez la empresa del agua no tiene la culpa, salvo mejor parecer, y en todo caso si la facturación de enero va a salir baja, ya debería estar demandando al PECHP y a su contratista por daños y perjuicios; pero eso de pensársela a ver si se la cobran o no se la cobran al usuario, ¡ya pues!, no quieran tomarnos el pelo, ¿no?

Aunque, claro, como no falta el peruano avivato en toda crisis, algunos usuarios, como si se tratase de un acto de gran “heroicidad” han salido a decir en los medios que no pagarán ningún recibo. Yo no sugeriría seguir su ejemplo porque cuando la deuda se te acumule y te corten el servicio, así haya agua las 24 horas, terminarás lamentando hacerle caso al primer tarado que usa el populismo como dinámica democrática (leer el párrafo siguiente).

canal daniel escobar con geomembrana 1

Pero igual, como en Piura se para hasta porque no se te…. Ahí lo dejo, se organizó una manifestación el lunes 13 de enero, que fue a dar al Gobierno Regional, que también hay que tomar con pinzas porque esta época es electoral y cualquier compadrito o comadrita sin intención de voto va a aprovecharse de la arena revuelta (no del río, porque no hay agua) para ganar electores.

El gobernador Servando García, con la “firmeza” de carácter a que nos tiene acostumbrados, y que pone en gerencias a personas de dudosa reputación, especialmente en cuanto a violencia contra la mujer se refiere, solo se ha limitado a pedir que se cumplan los plazos y a lucirse en las redes y los medios informando gestiones que nunca hizo. Como ya sabemos que su palabra se “respeta”, sus funcionarios se lo tomaron como si se leyeran los chistes de Mafalda.
Aunque, sí tenemos que reconocerle al Gobierno Regional de Piura haber despedido a los funcionarios del PECHP. Por la forma cómo contó la noticia una colega muy respetada, parece que no les dio su gana renunciar ante el descalabro que produjo su forma de gestionar la crisis, así que se les puso de patitas en la calle. Esperamos que, como es costumbre en la administración García, no terminen reciclándose en otra entidad pública de control regional.

Hasta el domingo pasado, la solución temporal ha sido instalar geomembranas, gruesos paños de muchas capas de material impermeable parecido al plástico, que permitan reactivar el flujo de agua por el Daniel Escobar para salvar la emergencia; pero, esa solución fue proporcionada por el Ministerio de Agricultura y Riego, digo, por si cierta autoridad regional que le encanta poner paneles con su nombre en el Bajo Piura (cuando la ley se lo prohíbe) quiera salir a lucirse cual mesías. Aunque terminó haciéndolo a pesar de todo.

En todo caso, que alguien también le reconozca al Ejército Peruano que dispuso de tropa para instalar las superficies debido a que la contratista se hizo humo, y, como abogados independientes están advirtiendo, a estas horas hasta ya se cambió de nombre si es que sus ¿ingenieros? no se mandaron a mudar.
Claro que el ministro Montenegro hizo su actuación aparte al lanzar la idea que es necesario “interconectar” a la quebrada de San Francisco, en el distrito de Tambogrande, con el valle del Medio y Bajo Piura… ¡cuando hace millones de años que ya está conectada! Y no estoy exagerando: de hecho, es su afluente. El asunto es cómo la dotas de agua cuando en San Lorenzo también se está acabando.

Por cierto, la contratista también se la hizo linda al titular de esta cartera pues, según Radio Cutivalú, cuando fue a inspeccionar las obras, no encontró a nadie. Insisto, ese consorcio sigue pasando piola.

Ahora bien, ¿cuánto dinero adicional representa todo este ejercicio de incapacidad, impericia e inconsciencia? ¿O acaso creen que el tiempo adicional pedido por la contratista iba a ser pagado con su plata? Si es así, que nos lo prueben, pero la sospecha que empieza a cundir en varias redacciones locales, y más aún en la opinión pública, es que aquí hubo un negociado que presuntamente está llegando a los niveles más altos de la gestión regional, y por los que el Ministerio Público hace rato debería estar procesando gente, así caiga el más encumbrado.

Como dije anteriormente, menos mal que estos trabajos no nos han agarrado en periodo lluvioso intenso porque la estaríamos sufriendo como nos pasó durante El Niño de 2017, lo que demuestra que si nos tocan el agua, nos volvemos altamente vulnerables, sin contar la crisis social que ello representa.

Eso sí: de que, en el peor de los casos, llueve en marzo, llueve en marzo, y si ya se han detectado filtraciones en la instalación actual (hasta donde tenemos conocimiento, no), o si la gente comienza a vandalizar las geomembranas (ya sabemos que nos encanta vandalizar la propiedad pública), la historia no nos será propicia. No sería mala idea que la Policía Nacional, en vez de andarse tomando “selfies”, patrulle la zona.

En conclusión, la crisis del Daniel Escobar versión 2020 ha puesto de manifiesto otra vez que la vida de alrededor de un millón de piuranos y piuranas está a merced de las malas decisiones de un puñado de funcionarios. Mientras el resto la sufre, y la sufre horrible, ellos siguen ganando sus sueldos sin importarles si Poechos se termina de colmatar, o cuán serio es el drama de la costa peruana, donde todas nuestras ciudades son verdaderos ejemplos de supervivencia en uno de los desiertos más áridos del planeta.

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Diario El Regional de Piura
 

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