07
Sáb, Dic

Los problemas irresueltos de mi ciudad, por Miguel Godos Curay

Miguel Godos Curay
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ERP. Esta campaña electoral no tiene brillo. La falta de propuestas de solución a viejos e impostergables problemas aplana la contienda. Los propios candidatos no exhiben atributos de un liderazgo coherente y eficaz para el hacer, son más parecer y apariencia engañosa. Las encuestas miden la temperatura de las preferencias pero también la indiferencia colectiva.

No sucedía lo mismo cuando los municipios era un concurso de honorables sin cobro de dieta. Hoy no los aspirantes no sueltan la teta hasta el final de la gestión. Nuestros municipios padecen falta de transparencia. Programas sociales como el Vaso de Leche engordan a proveedores y desnutren a los beneficiarios. Los servicios a la ciudad son deficitarios.

El transporte urbano lejos de ser mejor se obstina en ser peor. Buses atiborrados de pasajeros apretujados y una incontrolable legión de pedigüeños que abordan las unidades no son un indicador de bienestar sino de una descarnada precariedad. La comodidad no existe, la irrespetuosidad y el desorden conspiran para que el servicio no se eficiente. Y son los municipios donde se urden mafiosas concesiones y la incompetencia. No existe la representación de los usuarios. Ni canales de participación que permitan acoger quejas y sugerencias. Mientras en todas partes es obligatorio el boletaje. En Piura nadie da una explicación satisfactoria. Los vecinos viven en carne propia la decepción por lo mal que se conduce a la ciudad. Una ciudad desordenada víalmente, en donde no es posible una ola verde en los semáforos para facilitar el desplazamiento fluido de las unidades de transporte urbano. No es indicio de un crecimiento conveniente hacia el futuro. La ciudad crece pero no desarrolla ajena al orden.

La nueva avenida Sánchez Cerro lejos de ser un paso fluido de conexión de la ciudad. Muestra incongruencias en el diseño. Y el Gobierno regional y el Municipio juegan a la yan.ken.po en una responsabilidad crucial y onerosa para la ciudad. Como siempre se pretende supeditar la nueva vía al desorden y la creciente informalidad a la que nadie pone un límite. El orden funciona y provoca buenos resultados cuando los transportistas respetan los paraderos y no se detienen donde se les ocurre. Lo mismo sucede con los usuarios y sus malas prácticas mal acostumbrados al respeto de normas elementales. Igualmente a la aplicación de procedimientos de amonestación y sanción al desorden. La adopción del boletaje es una necesidad. El respeto a los usuarios es una obligación no una imposición de la autoridad. Aún los empresarios no asumen los elevados costos de la deseconomía del mal servicio. Hoy la avenida Sánchez Cerro es un examen de eficiencia para el Municipio y el Gobierno Regional.

Avenida Sanchez Cerro en PiuraLa Av. Sánchez Cerro lejos de ser un paso fluido de conexión muestra incongruencias en el diseño

El tugurio urbano, la invasión de predios que trafican inescrupulosos y que negocian a la vera de las nuevas vías. Demuestra la falta de planificación y ordenamiento urbano. El recojo de desperdicios acumulados por toneladas es producto de la podredumbre municipal. Cámaras de seguridad inutilizadas no son garantía de seguridad y bienestar ciudadano. En Piura el examen de éxito o indicador del fracaso de una gestión municipal es el gran centro de abastos de la ciudad. Un centro de abastos Inseguro, desordenado, hacinado e ingobernable es una nota desaprobatoria para cualquier gestión edilicia. El negociado y renegociado de los puestos adjudicados que son potestad municipal desnaturaliza de cuerpo entero a la administración.

No existe ahí un eficiente sistema de recaudación y recuperación de la propiedad municipal. Iniciativas como la del nuevo mercado de pescado en construcción es un impulso de los propios actores por la mejora. No es que las cosas no se puedan hacer bien sino que existe un engordadero siniestro de mafias enquistadas en la administración edilicia. Favorece el descontrol la informalidad creciente y extendida en todo el centro de abastos. El expendio de productos en el suelo expuestos a la contaminación, la invasión de las vías, la lotización de las calles y el laxo control del municipio no son sino el cáncer provocador del desorden y el desgobierno.

Sumemos a ellos la inseguridad. El insuperable riesgo frente a la posibilidad de siniestros por los centenares de telarañas de las conexiones eléctricas clandestinas, la inseguridad en los pasillos. La invasión de los espacios destinados al flujo de los concurrentes. El tráfico de puestos corrompe y alienta la venta de espacios destinados al flujo de los consumidores. Nuestro principal centro de abastos es una bomba de tiempo.

Durante la gestión del Alcalde Aguilar Santisteban. El entonces regidor Reusens Campodonico realizó, con estudiantes de economía de la UNP, un censo de comerciantes que desnudó en cifras la informalidad alimentada por comerciantes con puesto fijo que tenían puestos satélites en los exteriores. Algunas tiendas desde su inicial adjudicación habían experimentado hasta no menos de cinco traspasos por montos elevados sin que el Municipio intervenga ni se entere.

Hoy hasta los aires del principal centro de abastos están lotizados sin atenderse las advertencias del ingeniero Julio Kuroiwa frente a un inminente colapso de las estructuras. El colmo del descarnado diagnóstico fue el que la base de datos del estudio y la información necesaria para la corrección y el cambio fue sustraída por una mano negra dentro de la administración municipal. Existe un descontrol inimaginable. E desafío es ordenar. Es la única forma de mejorar la recaudación municipal y mejorar servicios deplorables como la limpieza y el aseo. Hoy es un gran mercadillo similar al de Aguas Verdes. Desordenado y sucio.

Lo mismo acontece en la Biblioteca Municipal Ignacio Escudero, Centro Coordinador de Bibliotecas y núcleo de la actividad cultural de la comuna que necesita de inversión para incrementar sus colecciones y proseguir con el proceso de digitalización y servicios especiales a invidentes. La biblioteca complementa la educación escolar y la creciente demanda de los jóvenes estudiantes universitarios. Hasta el espacio verde del actual local es una tentación para la burocracia que se traga los ambientes disponibles. Lo propio sucede con otros ambientes destinados a la promoción del arte como la pinacoteca en donde el hacinamiento es visible.

Hay una atención negligente e indiferente al espacio verde. Es más numerosa la cantidad de algarrobos talados que los sembrados por la comuna. Los pocos ficus a lo largo de las avenidas Loreto y Sánchez Cerro han sido arrancados de cuajo por los propietarios de negocios que ocupan indebidamente la calle para la venta de celulares. Entre los espacios abandonados y deforestados están el Parque Miguel Cortés y la propia Plaza de Armas cuyas baldosas lucen desencajadas y desprendidas. La plaza antigua la que todos recuerdan por su umbría frescura de algarrobos y tamarindos tenía un soporte de recoche (ladrillo requemado) sobre el que descansaban las losas de cemento antideslizante. En equívoco sentido de modernidad se abandonó el viejo piso perdiendo fisonomía. Las losas resbaladizas que recalientan el suelo y dejan sin la posibilidad de respiro a la tierra viva. Piura, tiene poco espacios verdes y los pocos que hay están poblados de basura amontonada por los malos vecinos y los parroquianos que convierten a los árboles en letrinas. Nuestros corredores verdes son sucios e inmundos y no faltan los alcaldes que amenazan con continuar con esa siembra salvaje de cemento. Las plazas de armas de nuestras ciudades son más una demostración de lo que no se debe hacer en los espacios urbanos destinados al solaz y recreación. Piura ha perdido su atractivo urbano por las innumerables remodelaciones de parques y plazas en donde la huachafería se instala impunemente.

Faltan pocos días para un proceso electoral a todas luces deslucido ganado por la indiferencia ciudadana. En un proceso electoral se busca elegir los mejores cuadros ciudadanos cuando esta posibilidad se frustra puede ocurrir que se elija al menos pernicioso entre los peores. Lo que tiene un imprevisible y elevado costo para la ciudad. Es falso afirmar que los electores viven desinformados. Se informan y no es fácil seducirlos con engañifas y cantos de sirenas destempladas. No nos sorprendan los resultados. Hay quienes buscan servir a su ciudad y quienes buscan servirse de su ciudad y devoran presupuestos. Por eso no es mucho pedir un voto reflexivo y responsable.

Diario El Regional de Piura
 

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