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Vie, Abr

Un mesa directiva del Congreso con aplastante mayoría y con muchos resquemores

Andrés Vera Córdova
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ERP. ¿Alguien podría dudar que Luz Salgado Rubianes, no será elegida presidenta del Congreso de la República?. Tiene los votos asegurados propios que ya son suficientes, y además la condescendencia de otras agrupaciones como Alianza para el Progreso y la acomodaticia presencia del híbrido llamado Alianza Popular del fracasado candidato presidencial Alan García Pérez.

Para decir que existen y que respiran, el Frente Amplio ha presentado otra propuesta con Wilbert Rozas como contender de Luz Salgado, un liliputiense numérico, el cual para graficar que son ellos y no más, tiene como acompañantes a congresistas de su misma agrupación. Son las reglas del juego, mayoría gana, minoría pierde y bajo esa lógica los más siempre ganarán y los menos perderán.

No hay razones diferentes en este simplismo matemático. Fuerza Popular ganará y convocará a quienes quieran ir con ellos, compartir sus propuestas y aprobarlas con “carpetazo puro” y rechazar las otras que grupos minoritarios presenten en su dinámica parlamentaria. No tendrán el Ejecutivo, pero tienen el legislativo para decir aquí mando yo, aunque en una primera instancia se cubrirán de formalismo y de aparentes consensos.

Pero lo que pueda suceder en el Congreso no será nuevo tampoco, anteriormente las decisiones se enviaban encriptadas desde Palacio y se sometían disciplinadamente. Sucedió en el primer gobierno de Alan García, en el segundo, en el de Toledo, en el de Ollanta y sobre todo en el de Fujimori. En este último caso, si se presentaba una oposición, simplemente ese congresista tenía un precio y asunto arreglado.

En este caso el riesgo se encuentra en los 73 fujimoristas. O son ellos o será el poder oculto que ejercerá Keiko Fujimori. Si antes de esta mayoría se mantuvieron compactos e indisolubles, con mucha más razón en esta oportunidad. La hija del ex presidente no se encuentra aún desgastada para una postulación más, y ese será el justificante para que los actuales congresistas condesciendan sin mayor oposición.

La reelección en las prácticas actuales y en la normativa vigente siempre será una decisión de cúpula. Esa cúpula tiene nombre y apellido conocido en el fujimorismo y por lo tanto, razones más que suficientes para seguir el camino de la unidad partidaria que exigirá Keiko Fujimori y quienes la siguen desde afuera y que serán al final los que expresarán la última palabra en temas congresales sensibles.

El Frente Amplio, quiere contender con el fujimorismo. El espacio para ellos será el Congreso y tiene los líderes adecuados para lograrlo. Marisa Glave e Indira Huilca han demostrado que tienen los pergaminos intelectuales y políticos para no temblar y sin duda, buscarán siempre razones que hagan sustentable su oposición. Por experiencias anteriores, se puede decir con claridad que no serán una voz en el desierto, siempre un nivel de oposición es mucho más efectivo que la comparsa del complaciente.

La primera prueba de fuego que tienen estas dos fuerzas, será con el voto de confianza que deberá solicitar el presidente de Consejo Ministros. Argumentos en contra, argumentos a favor, pero finalmente la aprobación es solo el inicio de un parlamento singular a todos los anteriores y con muchas dudas a develar conforme pase el tiempo.

 

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