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Mié, Dic

Elecciones: ¿Pactos éticos, sirven para algo?

Andrés Vera Córdova
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avcdsc03168ERP/A.Vera.  En cada proceso electoral, se da la ingenuidad de promover y fomentar un Pacto Ético, mediante el cual los suscribientes se comprometen a desarrollar una campaña electoral de respeto mutuo. De acuerdo a las experiencias vistas, con pacto o sin pacto, las campañas se vuelven agresivas y lo último que existe es el respeto. En las elecciones regionales y municipales que se realizarán el 05 de octubre del 2014, nuevamente se habla de lo mismo.

La agresividad se da en diversas formas. Una de ellas son los recursos o tachas en contra de los candidatos favoritos. Es muy probable que los que no tienen mayor opción pasen con normalidad todas las etapas. Sin embargo, si alguien es percibido como un candidato fuerte, con argumentos falaces se procede a presentar recursos en su contra. El caso piurano se observa contra Wilmar Elera, Jhony Peralta y Reynaldo Hilbck.

Muchas veces los recursos de tacha que se presentan son antojadizos y el órgano electoral los declara infundados. La intención en una primera instancia es "sacar del camino" al candidato y si no lo logra, al menos desconcentrarlo de la contienda. El favorito uno trata de hacer perder ritmo a su contrincante y el contrincante no se queda atrás y busca un tercero para que haga por él lo mismo. ¿Alguien duda de estas acciones?.

Por supuesto, para "lavar" las malsanas intenciones, los que firman los recursos siempre serán ciudadanos desconocidos u otros que se prestan en afán de notoriedad. Si se hiciera un seguimiento de estos personajes, es probable que lleguen a las candidaturas antagónicas.

Comprensivamente podríamos deducir que los candidatos afirman "tú me tachas, yo te tacho, ambos nos tachamos". De esta manera, los jurados electorales especiales pierden gran cantidad de tiempo y lo mismo sucede con el Jurado Nacional de Elecciones.

Además de los recursos formales ante los entes electorales, se encuentra la confrontación directa mediante la propaganda. Recordemos la enconada campaña de los 90 cuando se enfrentaron el APRA y el FREDEMO. Los medios de comunicación televisivos, como siempre al servicio de intereses económicos y políticos, facilitaron la "suciedad" en la contienda. Esta práctica se repite campaña tras campaña.

Hoy, con la existencia de las redes sociales, es muy común exhibir en los "muros" lo peor que puede tener un candidato y se masifica con toda facilidad. Contra estas cadenas, poco o nada se puede hacer. En el mejor de los casos, se podría invocar al análisis juicioso de los interactuantes. Son los jóvenes, aliados circunstanciales de algún aspirante a alcalde o presidente regional, quienes mejor manejan estas herramientas de campaña.

Evidentemente, se requieren procesos electorales que sean una expresión democrática. Un ejercicio cívico que permita una alternancia de cargos con toda normalidad. Es el ideal, pero no la realidad.

Lo cierto, y aunque las instancias electorales prosigan con su afán de un Pacto Ético, sabemos por la experiencia misma que servirán casi para nada.

Trabajemos por la madurez democrática del pueblo peruano. Ese es el camino.

 

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