Por: Miguel Godos Curay
ERP. Fue una noche de rock que congregó a los amigos de Octavio Zapata Albán en la Concha Acústica del Parque Miguel Cortés. El héroe invisible, habitante insomne de la noche, envuelto en sus harapos se hizo visible con su profunda humanidad. El concierto sinfónico lo emocionó y su sensibilidad a flor de piel le hizo confesar lo siguiente: la ciudad se olvida de los niños y de los ancianos. “Los niños son el capital genético del Perú papá. Sin la inteligencia de los niños el Perú se revienta. La demolición ya empezó las minas, el gas, el petróleo no son nuestros. A los peruanos, no nos queda nada. Grecia está a la vuelta de la esquina y nos hemos dado cuenta. Cada hora luz, cada minuto luz, cada segundo luz, revienta la economía.”