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Jue, Abr

Jorge Pignoloni: la voz de La Rinconada ahora en Cerro Colorado

Reportajes
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ERP. A mucha gente le gusta los caballos por su estampa, por su velocidad, o porque la asocian con libertad; pero para muchas personas sobre los 50, los caballos significan victorias o derrotas. Sus carreras aún siguen atrapando el interés de algunos, aunque su número,al menos en Perú, se ha reducido considerablemente por razones económicas, por el estigma asociado a la ludopatía, o porque no despierta el interés de las nuevas generaciones.

En nuestro país, las carreras de caballos siempre han tenido cierto sabor elitista, reservado solo para la gente de un nivel socioeconómico alto, con dinero suficiente para apostar, quizás criar, o entender las características de este tipo de eventos, a pessar que Perú ha tenido uno de los mayores niveles en el contexto latinoamericano y una voz muy conocida para los cincuentones que hizo vibrar a su afición a la hora de narrarlos: el popular Augusto Ferrando Chirichigno.

Y no olvidemos a uno de sus mayores reporteros, críticos y pronosticadores, el no menos famoso Roberto Álvarez-Calderón Rey "Robalca".

Por lo menos en Sudamérica, hemos estado al nivel de Argentina, Chile y Venezuela, país donde, según asegura el narrador y analista de carreras de caballos Jorge Pignoloni (49), su afición aún supera incluso al béisbol, que creíamos su deporte más popular.

Jorge Pignoloni 2Jorge Pignoloni en plena narración desde el Hipódromo de La Rinconada (Caracas).

Otro botín del chavismo

"Yo aprendí a leer a los 6 años viendo una revista de caballos, y como sus nombres son algo complicados, le preguntaba a mi hermano mayor cómo se pronunciaban", recuerda ahora en el hipódromo de Cerro Colorado, Arequipa, a donde tuvo que mudarse una vez que el régimen chavista puso múltiples trabas a la transmisión de competiciones hípicas basándose en el argumento de que no se trata de un deporte sino de un juego de azar.

"Hasta los 90s, tú veías a gente de todo tipo acercándose a las esquinas para jugar a los caballos", relata el especialista en arte y comunicación social nacido en Caracas, donde comenzó su carrera cuando tenía 17 años.

Ahora mismo el gobierno venezolano y la ciudadanía aficionada a la hípica está disputándose el control del Instituto Nacional de Hipódromos (INH), que aún se sostiene con las apuestas y las subastas (una modalidad popular en Venezuela pero no regulada en Perú), cuyos ingresos pagan desde los locales hasta a los jinetes, pasando por los propios caballos, y cuyos excedentes se invierten en programas sociales locales.

"Lo que pasa es que, como el INH es una institución pública, es susceptible de ser criticada, y al gobierno no le gustan las críticas", explica Pignoloni.

Hay un hipódromo en casi toda ciudad grande de Venezuela, pero los dos escenarios más importantes son los de Valencia (Carabobo, costa centro oeste del país) y La Rinconada, en pleno Caracas. Jorge trabajó casi toda su vida narrando, analizando, criticando, y eventualmente pronosticando las carreras en ese segundo recinto hasta que Hugo Chávez fue censurando las transmisiones con medidas muy sutiles como -una muy conocida en medios peruanos pequeños- autofinanciar su espacio buscando publicidad.

"Éso se prestó a una competencia desleal", recuerda.

El chavismo fue desplazando las carreras de caballos de la televisión abierta y por cable, luego las radios, hasta dejarla solo disponible en un sistema de circuito cerrado. Incluso prohibió las transmisiones en vivo de los eventos por esos medios, por lo que la única alternativa consistía en hackear la señal única y retransmitirla por la web.

[Mira este video de Jorge Pignoloni narrando el Derby de Kentucky 2017: https://www.youtube.com/watch?v=J_J9sjvz3w86]

Meta: Perú

Para poder vivir, Jorge se mudó hasta la famosa isla Margarita, Mar Caribe, en el lado nororiental del país. Allí pudo continuar con su carrera hasta que las restricciones gubernamentales se impusieron una vez que la gestión local fue ganada por el chavismo.

Como la crisis galopaba y había que mantener una familia con esposa y tres hijos, no quedó otra opción que dejar el país. Inicialmente pensaron en Brasil, pero al ver que en Perú la hípica tenía aún cierto desarrollo y reconocimiento, optaron por establecerse en Lima.

El cronista trató de rehacer su vida trabajando en el reconocido Hipódromo de Monterrico, en el distrito de Surco, gracias a la ayuda de algunos compatriotas venezolanos; pero, tampoco había suficiente trabajo, así que alguien le habló de Cerro Colorado y volvió a mudarse.

Jorge Pignoloni 1Jorge Pignoloni tratando de abrirse camino en Arequipa.

Al llegar, inicialmente iba a narrar la tercera carrera de una de las jornadas, pero algo pasó, y terminó narrando toda la jornada. La afición, sorprendida con la calidad del relato se preguntó quién era la voz. De pronto, la mayoría advirtió el acento, mas, ¿a quién correspondía?

[Mira este video con la narración de Jorge Pignoloni en Arequipa: https://www.youtube.com/watch?v=1b6qt5bCCAY&feature=share]

Pero Jorge Pignoloni es más que un timbre, una dicción y una cadencia; es un hipista, una especie de promotor de lo que llama un deporte que integra a toda la sociedad: "Cuando tú vas a un hipódromo, vas a ver ahí una muestra de todos los estratos, desde quienes cuidan hasta quienes crían y hasta quienes invierten su dinero", asegura.

Y, según dice, Cerro Colorado tiene sus propios potenciales para destacar como un escenario en el contexto peruano, el que, con el esfuerzo de la dirigencia y la afición, puede convertirse en una alternativa atractiva a nivel latinoamericano.

¿Se podría hacer lo mismo en el resto del Perú? Jorge piensa que se debe potenciar la organización existente, que, a diferencia de Venezuela, es de carácter privado, pero tiene varios centros autorizados de apuestas y hasta un canal de cable.

Cabe recordar también que las carreras de equinos siguen siendo eventos de interés en muchas fiestas al interior del país, así que no estamos hablando de una novedad, en todo caso de una actividad sobre la que se podría retomar el uso y la costumbre que era relativamente popular hace un cuarto de siglo.

Mientras tanto, Jorge Pignoloni buscará continuar su carrera en el Perú, y, con tiempo, talento y conocimiento, darle el prestigio que tuvo en su momento. (Nelson Peñaherrera Castillo)

¿Y en Piura?

A mediados de la década de los 90, Loymer Kévans intentó generar interés y oferta para la hípica en Sullana. Aunque logró producir y transmitir carreras de caballos con apoyo de una estación local y el Ejército Peruano, la iniciativa no prosperó como se esperaba.

Leyenda:

Foto 1: Jorge Pignoloni y el destacado José Luis Vargas, durante los buenos tiempos de La Rinconada (Caracas).

 

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