ERP. Una de las actividades económicas más golpeadas por el impacto de la pandemia de covid-19 en todo el mundo y específicamente en Europa, ha sido sin lugar a dudas la del turismo. Es el caso de Florencia, donde sus recursos turísticos como museos, tiendas de moda, la cocina italiana o admirar al David de Miguel Angel, evidencian los impactos de la pandemia.
El confinamiento, las restricciones para viajar y la paralización de las operaciones de prácticamente todos los servicios dejaron un saldo desastroso en países como Italia y ciudades como Florencia, cuyo principal y tradicional sostén han sido los turistas amantes del arte que, provenientes de todas las regiones del mundo, acuden a visitarla para disfrutar de su monumental acervo cultural.
Hoy, la cuna del Renacimiento luce entristecida, semivacía. La tremenda crisis provocada por el cierre de varios meses del sector turístico florentino se ve reflejada en pérdidas de hasta 40 por ciento entre las empresas locales, que no lograron repuntar ni siquiera en la temporada de rebajas, que registró una caída de 70 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2019.
Asimismo, negocios de gran tradición que además son parte viva de su patrimonio cultural, como las tiendas de artesanía, están en un real riesgo de extinción según los testimonios de sus propietarios difundidos por el portal Euronews.
Tampoco la temporada vacacional de verano ayudó a superar la crisis, aunque sirvió a los florentinos para distraerse por un momento de sus devastadores efectos. Sin embargo, el descontento entre la población hacia su clase gobernante es palpable, pues las autoridades fueron rebasadas por la emergencia y exhibidas como incapaces.
Por ello cada vez resulta más probable que tras más de medio siglo de gobiernos del mismo signo ideológico, en la zona de la Toscana opten por un cambio de orientación política durante los comicios regionales del próximo 21 de septiembre y le den la victoria a la centro derecha. Al menos eso es lo que indican las tendencias electorales reportadas por varios medios de comunicación, así como los niveles de aprobación y confianza en el gobierno, que han descendido un 30 por ciento en el último mes.
Se trata de un escenario que resultaba impensable antes de la pandemia. Prueba de que una crisis sanitaria y económica mal diagnosticada y peor manejada puede llevar a la gente a dar un vuelco verdaderamente inesperado con tal de recuperar la estabilidad y su forma de vida.
