Región Piura se levanta de a pocos y sola, del desastre del 27 de marzo

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ERP. Desde el fatídico 27 de marzo del 2017, han pasado 30 días. Los piuranos, se vieron sorprendidos por el desborde del río Piura, el cual con un caudal muy inferior al de 1998, arrasó con propiedades en Piura, Castilla, Catacaos, Cura Mori, y varios caseríos del Bajo Piura; e incluso llevándose cerca de una decena de vidas jóvenes y adultas y sumiendo a la población en un infierno inesperado, cruel y doloroso.

Para el Estado, no se trata de reactivar la economía y devolver a la población las condiciones afectadas. Da la impresión que lo único que buscan las autoridades tanto nacionales como regionales, es llevar ayuda humanitaria que es importante para paliar lo inmediato; sin embargo, se requieren medidas más efectivas para recuperar las oportunidades perdidas con la inundación. 

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Inundación de Piura y otras poblaciones ribereñas- Para nunca olvidar

Para algunos damnificados del Bajo Piura son los designios de la naturaleza y en cierta medida puede ser; sin embargo, existen responsabilidades no explicadas y menos investigadas, que nos permitirían conocer las reales circunstancias que motivó este desastre. Un análisis juicioso, deberá llevar a comprender lo que es responsabilidad de la naturaleza y otra de carácter funcional y antrópica. Nos queda claro, que el Ministerio de Agricultura y el PSI tiene mucho que explicar por la deficiente limpieza del cauce del río. 

Después del desastre, aún la población lucha por retornar a la normalidad, varios han regresado al mismo lugar donde vivían, otros se mantienen en albergues; igualmente, varios se encuentran en viviendas de familiares y amigos; en tanto el Estado, como siempre sucede solo se dedica a llevar ayuda humanitaria. Lo que queda claro, que no existe un liderazgo esclarecido que permita planificar el futuro como debería ser. 

Si miramos los problemas post inundación, sin duda que es la EPS Grau la de peor perfomance. Aún las aguas servidas discurren por muchas calles y el trabajo es lento; igual se puede decir de la escasa capacidad de planificación y sobre todo de reacción de las municipalidades de Piura, Castilla, Sullana e incluso Paita, las cuales tras las lluvias en unos casos y la inundación en otros, no tuvieron la claridad para cumplir con sus obligaciones. Eso significó que la basura comience a multiplicarse por los espacios urbanos

Basura calles

El tema de la basura ha sido superado con mucha lentitud

En la ciudad de Castilla, los desagües colapsaron y las aguas de lluvia y del río, se mezclaron con las servidas. Una medida rápida y pronta hubiera llevado a normalizar las alcantarilladas haciéndoles limpieza; sin embargo, en muchas viviendas las aguas servidas afloran; no existe personal ni maquinaria que realice la limpieza de estas alcantarilladas y las aguas servidas afloran por las calles, incrementando los riesgos contra la salud.

Y este problema de mediocridad o de poca capacidad instalada se extiendo por Piura, Sullana, Catacaos, cuyas familias piden a gritos que por favor envíen un Hidrojet y limpien los ductos que llevan las aguas residuales o de desagüe hacia las zonas de tratamiento y que no se queden en las calles, causando un panorama desolador y pestilente. En esta situación, el clamor para la acción de estas autoridades simplemente es opacado por la negligencia.

La Ley de Reconstrucción con Cambios ha sido aprobada y pese a las deficiencias en su estructuración, será una herramienta para reconstruir lo destruido. Corresponde a la instancia regional y a los gobiernos locales definir lo que es más prioritario y que debe incorporarse al Plan que luego debe ser enviado a la Autoridad creada con esta finalidad. No es el mejor camino, pero es el establecido para realizar la reconstrucción de lo devastado. 

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Inundación de la ciudad de Sullana, por lluvias del 21 y 22 de marzo

Entre las prioridades, se debe garantizar primero las condiciones de vida de la población damnificada y luego de ello, construir en todos los territorios asentamientos humanos seguros y no vulnerables ante lluvias e inundación de ríos y quebradas.

En esta norma, cuya participación de gobernadores y alcaldes es netamente secundaria, considerando que la Reconstrucción con Cambios será ejecutada por el Gobierno Central; se estima que se activará el trabajo regional y municipal para usar su presupuesto en las obras que se requieren para construir un territorio más seguro y para lograr que se incorporen en el Plan obras de prioritario interés para la región Piura.

No vemos que lo estén realizado como debería ser, es decir, estructurar un ente colegiado y deliberativo, que mediante una metodología adecuada, identifique y prioriza las intervenciones en el territorio. Da la impresión, que esta forma de entender un problema, no es compartido por las autoridades actuales. En temas económicos la crisis se evidencia y nadie asume caminos alternos al actuar como si no hubiera pasado nada en Piura

Uno de los principales aspectos a tener en cuenta, se refieren al tema de las ciudades de la costa. Los sistemas de drenaje pluvial tienen prioridad en todas las acciones y en este sentido, deberá definirse lo más conveniente para ciudades como Piura con escasa pendiente, las similares de Paita, Sullana, Chulucanas, Tambogrande y Talara, que se han visto impactadas de manera negativa. Por el momento, tanto alcaldes como regidores no expresan nada en absoluto sobre el particular. 

Damnificados Bajo Piura

Población ubicada en albergues; se planea construir viviendas más seguras

Los sistemas de agua potable y alcantarillado, deben contemplarse bajo dos lógicas, primero como mejorar la gestión de las empresas de saneamiento y segundo, las obras que se requieren para que no colapsen frente a lluvias fuertes. 

En el caso de Piura, resulta de ineludible ejecución las obras para quitar volumen de agua al Piura debido a crecientes y avenidas como consecuencia de lluvias en la cuenca del río Piura. La inundación producida el 27 de marzo, es una constatación fáctica que se debe trabajar con mucha más responsabilidad. Se habla de un tratamiento de toda la cuenca y se expresa que los barrajes son importantes para proteger a poblaciones ribereñas. 

En esta dinámica, los temas sanitarios son importantes. Las enfermedades prevalentes han sobrecargado la infraestructura y el equipamiento. Además de ello, varios centros hospitalarios colapsaron por la inundación. Es el caso del Hospital Regional de Piura el cual se inundó y el centro de Salud de Catacaos; por mencionar solo dos de ellos. Sin un nuevo hospital en Piura, ubicado en zona no vulnerable, la salud de muchos piuranos estará expuesta. Esta misma lógica significará resolver los centros de salud que han tenido los mismos problemas.

Es hora de tener un hospital de mayor nivel de complejidad que permita atender a miles de piuranos, que se ven abandonados por la inexsitencia de una infraestructura adecuada y que fundamentalmente es responsabilidad del Gobierno Central. Igualmente, la optimización de una red que permita referir a los pacientes de acuerdo a la gravedad de sus problemas de salud. 

El sistema vial debe ser recuperado y estas lluvias han permitido identificar con meridiana claridad las deficiencias en la red vial nacional, en la regional y sobre todo en las locales. En este sentido, la responsabilidad de mantenerlas operativas se distribuye entre gobierno central, regionales y locales. Ojalá que se pongan de acuerdo y se resuelva de manera integral la red de carreteras, que permitirá mantener integrados vialmente a los pueblos de la región Piura.

Sin duda, que será en la parte de las zonas no mitigables donde se presentarán mayores problemas. Se busca llevar a la población a zonas seguras y esto implicará dejar las ocupaciones actuales que se encuentran en esta condición. Es el caso de Los Polvorines de Piura, las zonas ribereñas del Bajo Piura y que han sido inundadas; las zonas de Castilla que quedaron entre las aguas, poblaciones que se encuentran en cuencas ciegas; entre otros.

En tal sentido, de acuerdo a la norma y los conceptos sobre gestión del riesgo de desastres, se considera como zona de riesgo no mitigable de muy alto riesgo o simplemente de alto riesgo, cuando el coste de implementación de las medidas de mitigación es superior a la posibilidad de mover viviendas y equipamiento urbano a otro lugar. De acuerdo a lo informado por el Gobierno Central, se buscaría mover asentamientos poblacionales a zonas más seguras.

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La situación de muchos pueblos del Bajo Piura, es muy crítica

La inundación después y antes de ella las lluvias focalizadas en zonas urbanas de la costa, desnudaron una vez más la precariedad o vulnerabilidad de nuestras ciudades y la total desintegración del Estado peruano para enfrentar momentos de esta naturaleza. Lo acontecido con miles de familias sumidas en la desesperación y la emergencia, implican problemas estructurales y otros que se encuentran por el lado de la irresponsabilidad funcional.

30 días después de la inundación, lo que ha quedado claro es que los pobladores de las áreas damnificadas y afectadas, solo se levantarán por esa capacidad de resiliencia que tiene el poblador peruano y con esa fuerza innata de elevarse sobre la desidia del Estado peruano; ese valor que aún en la dificultad aflora para buscar caminos más planificados, coherentes y técnicos, con miras a una ocupación futura del territorio libre de riesgo por causas naturales y libre de riesgo por yerros humanos.

La pregunta final es simple ¿Quién indemnizará por tanta pérdida a las poblaciones afectadas por la inundación?. Alguien debería defenderlos y es seguro que encontrarán miles de argumentos que van más allá de echarle la culpa a la naturaleza.