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Sáb, Abr

La fundación de Sullana y los curacas tallanes en la fundación de Tambogrande

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda. El 8 de julio de 1783 se fundó Sullana, con el nombre de El Príncipe, obra del obispo sembrador de vida urbana, don Baltazar Jaime Martínez Compañón y Bujanda, quien fundó 10 pueblos en Piura, de un total de 20 en todo el obispado de Trujillo.

En más de una ocasión hemos mencionado que fue el Historiador Rubén Vargas Ugarte, el primero en escribir sobre este suceso, hace más de 80 años, y el primero en mencionarlo a nivel regional, fue don Reynaldo Moya Espinoza, tocándome a mí, la tarea de ubicar el expediente de la fundación, como lo dimos a conocer oportunamente, al publicar sobre la fundación del pueblo El Príncipe, porque así es como se funda Sullana, como un pueblo, que sucesivamente va creciendo y alcanzando las categorías de villa, pasada la independencia, y de Ciudad en 1868.

El 8 de julio de 1783, es un hito histórico dentro de la historia urbana de Piura, no hacía mucho que el más recordado obispo de la diócesis de Trujillo, don Baltasar Jaime Martínez Compañón y Bujanda había llegado a este espacio, y como consecuencia de su observación, y de los informes preliminares que le enviaron los párrocos, en aplicación a las reformas que venía implementando, procedió a la fundación de pueblos en el corregimiento de Piura, entre los que se destacan Tambogrande y Sullana.

sullana antiguaPlaza de Armas de la ciudad de Sullana | Fotografía archivo

Para los caciques tallanes, o curacas, si empleamos la palabra más precisa, la presencia del Obispo no solo les habrá gratificado espiritualmente, ya que el Prelado de la diócesis de Trujillo, puso en práctica una serie de reformas materiales y de orden temporal, procurando mejoras para la feligresía, que iban más allá de los matrimonios, bautismos y confirmaciones.

Cuando los incas anexaron Tambogrande al Tahuantinsuyo, levantaron dos magníficas construcciones en la antigua jurisdicción de ese espacio, un tambo, el más grande de la región, donde hoy se ubica la villa de Tambogrande, y una fortaleza en Pelingará, que ahora está fuera de la jurisdicción distrital.

Los caciques tallanes fueron desplazados del poder, pero respetados en su propiedad y consideraciones, como se puede verificar en los procesos de visita, revisita, y remensura de tierras, que si bien consolidó el surgimiento de la propiedad privada en esta zona, también nos hace ver que los antiguos señores del Medio Piura, conservaron tierras en propiedad, pese al levantamiento que hicieron los tallanes contra Pizarro en 1532, en Cháparra, lugar cercano a Serén, tierras que finalmente quedaron en manos de los curacas Zapata, apellidados así por el entronque matrimonial de una hija de los caciques del lugar, con un español de ese apellido.

Los curacas que se ha identificado en el Medio Piura, son los Nima, Pulache, Acaro y Carmen, cuyos descendientes se encuentran hasta hoy en la zona, y en todo Piura, ignorando quizá, que llevan en su sangre la antigua estirpe tallán, asociada a los grupos de poder y de mayores propietarios de tierras en la Piura prehispánica.

La presencia de estos señores se registra en documentos de los siglos XVI, XVII y XVIII, cuando de compra y venta de tierras se trata, y de otro tipo de transacciones que se registran en los protocolos notariales conservados en el Archivo Regional de Piura, en la Biblioteca Nacional del Perú, y en el Archivo General de la Nación.

De modo que cuando el obispo Baltasar Jaime Martínez Compañón se aproximaba al Medio Piura, no solamente le hicieron el pedido de la fundación del pueblo, los señores Antonio, Eusebio, Marco y Vicente Palacios, Pedro Vilela, Tiburcio Arámbulo, y Pedro Gallardo, ya que en un documento paralelo, que se encuentra en el Archivo Nacional de Colombia, Tomás Pulache y José Carmen, fiscales de indios residentes en esa zona, a nombre de la masa indígena, formularon igual solicitud.

En su pedido, Tomás Pulache y José Carmen, elogiaron al obispo, tributándole un reconocimiento por lo que venía haciendo, estaban enterados de lo que el Obispo había hecho en la selva y en la sierra del Perú, y sabiendo de lo bueno que significaba vivir agrupados en vida urbana, no dudaron en exponer su pedido a don Baltazar Jaime Martínez Compañón.

Tan detallado fue el pedido de Tomás Pulache y José Carmen, que compararon la visita de Martínez Compañón con la de Santo Toribio de Mogrovejo, escribiéndole, que con la sola excepción de este prelado, nadie estaba en igualdad de condiciones en el gobierno espiritual de la diócesis, por haber llegado como lo hacía ahora, hasta los más distantes lugares de Piura, dando solución a muchos problemas.

Pidieron encarecidamente la fundación de un pueblo, y la conversión de la capilla en iglesia, asimismo la delimitación de un curato (hoy parroquia) que posteriormente se haría teniendo en cuenta la jurisdicción económica de la Receptoría de Tambogrande establecida por el visitador Antonio de Areche. Quizá en este pedido, hay más fortaleza que en el de otros formulados con igual intención, porque los representantes de los indígenas, hicieron ver que toda la población junta, de españoles, indios, mestizos y negros, formarían un solo cuerpo, en procura de beneficios comunes.

Con los mencionados descendientes de los antiguos curacas, firmaron los Nima, Huancas, Pasache, Pachérre, y otros de igual condición con apellidos ya castellanos, por razones de entroncamientos familiares, como los señores Valladolid, Rivera, De la Rosa, García y otros tantos.

El 8 de julio de 1783, el obispo tomó la decisión de fundación del pueblo, y el mismo día con Tambogrande, surgieron Sullana y 8 pueblos más, que fueron la mayor hechura urbana del obispo a lo largo de su díocesis; siendo preciso, que estos nombres que oportunamente dio a conocer el historiador piurano Miguel Arturo Seminario Ojeda, se mencionen cuando se hable de los orígenes urbanos de Tambogrande, a quien el obispo puso bajo la advocación y nombre de San Gabriel.

En Tambogrande se develó una placa con el nombre del obispo, y el Museo de Tambogrande lleva su nombre; en Sullana hay una calle, mientras que se espera que las autoridades municipales manden a colocar un busto en el área correspondiente, ahora que ya, haciendo eco a la entronización de la figura del fundador de Sullana, en el corazón de todos los sullaneros, ha empezado a celebrarse el 8 de julio, la fundación de Sullana, así como lo demandaba la Historia.
Salud Sullana, salud Tambogrande, en este glorioso aniversario.

Diario El Regional de Piura
 

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