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Sáb, Abr

Expresidente Alan García Pérez, se suicidó, no lo mataron

Andrés Vera Córdova
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ERP. Después de la delación de Jaime Villanueva, exasesor de la Fiscal de la Nación suspendida Patricia Benavides, se dejó traslucir que el Fiscal Rafael Vela habría dado información privilegiada al periodista Gustavo Gorriti, quien con la difusión lo habría llevado al suicidio de Alan Gabriel García Pérez, expresidente de la República quien acabó con su vida un 17 de abril del 2019.

Decir que el periodista Gustavo Gorriti, fue quien dinamitó la decisión fatal de Alan García, es una exageración y no se condice con la realidad. El expresidente repetía cada vez que tenía la oportunidad, que no permitiría ser exhibido con marrocas y la palabra muerte (Entiéndase suicidio) estaba presente en sus declaraciones. Ese 17 de abril García tenía 69 años y se encontraba a 36 días de cumplir los 70 años.

Alan el político

Resulta duro seguir hablando de un político que pudo trascender de manera positiva en la historia peruana, pero que generó posiciones contradictorias contra su persona y contra los gobiernos que presidió. Como persona, tenía una memoria prodigiosa propia de lecturas intensas; era un orador nato y dominaba la plaza pública a cabalidad, grandilocuente y diverso en su contenido.

Lo que hizo al dispararse Alan García no es responsabilidad de Alan García, talvez a su egolatría de no admitir que era un ciudadano más y como tal sujeto a las normas y leyes del país. No podría admitirse, por ejemplo, que cualquiera persona que le disponen detención preliminar o prisión preventiva tenga que suicidarse para evitarlo. Existen otras situaciones que podrían explicar esta extrema acción.

Las declaraciones de Jaime Villanueva llevaron de inmediato a la reacción de algunos miembros del Partido Aprista, organización que perdió vigencia tras la forma equívoca como gestionó el poder el expresidente Alan García. Les permitió salir de su oscurantismo político, para exhibirse y sumarse a una acusación sin sentido y exagerada.

Tanto el Fiscal Rafael Vela como el periodista Gustavo Gorriti, han desestimado la declaración de Villanueva. En realidad no existe hechos fundados que hayan llevado a Gorriti, a acelerar el gatillo del arma, García, al igual que Arguedas repetía, cada vez que podía su vinculación con la muerte.

Formado en la escuela del Partido Aprista Peruano, García Pérez, fue el heredero de Víctor Raúl Haya de la Torre; dueño de una memoria prodigiosa y un saber enciclopédico, se dedicó tras su segundo gobierno a dar cátedra a profesionales y nuevas generaciones. Su cátedra era vasta y profunda, clara demostración que tenía palabras y datos más que suficientes para persuadir, pero poca pertinencia en el hacer y por ello sus fracasos como gobernante.

García Pérez ha sido más que presidente, fue bastante joven miembro de la Asamblea Constituyente que aprobó la Constitución Política del Perú de 1979, de limitada vigencia. Después, fue diputado de la República de 1980-1985. En esta etapa se le recuerda por su belicosidad, su vehemencia, confrontando con Manuel Ulloa Elías e incluso Pedro Pablo Kuczynski, ministros de ese entonces del gobierno de Fernando Belaunde Terry.

Alan, presidente por primera vez

Postuló a la presidencia y como candidato pude escucharlo por primera vez en la Plaza de Armas de Piura, donde su voz meliflua contrastaba con la grave de Carlos Roca Cáceres. Pese a ello, la estructura de su mensaje, la diversidad de sus contenidos, poco a poco permitía ganar la posición de unos o la indiferencia de otros. Eran años de fragor político, dejado tras la dictadura militar.

Ganó las elecciones presidenciales y se convirtió en presidente de la República desde 1985 hasta 1990, convirtiéndose en el mandatario más joven de la historia peruana. Lo que pudo ser su gran oportunidad, se convirtió en su rémora. Inició su gobierno con el entusiasmo de millones de peruanos, miles iban hacia la Plaza de Armas de Lima para escuchar sus conocidos “Balconazos”

Recorría el Perú entero y la plaza pública era su predilecta. Tuve la oportunidad de escucharlo dos veces en su condición de mandatario, una en Tambogrande donde promulgó una norma a favor del sector agrario y otra en el poblado de Tangarará donde promulgó la Ley de Descentralización. En los arenales de este lugar, destacó la necesidad de acabar con el centralismo.

Era antimperialista y reivindicativo en esta etapa, sus propuestas no eran halagüeñas, el Estado tenía un alto gasto y su heterodoxia lo llevó a hacerlo crecer más; los bienes y servicios eran regulados; quizá en esta etapa su peor error, fue intentar estatizar la banca. Su medida acarreó de inmediato la repulsa de la derecha peruana y de otros sectores políticos.

Quizá uno de sus elementos positivos era su vocación descentralista. De un país macrocéfalo, se pasó a regiones y con ellas presidentes de gobiernos subnacionales. Después Fujimori, los reconvertiría como entes centralizados.

En la telaraña de críticas y contradicciones de los últimos años de su primer gobierno, Fernando Olivera Vega, se convirtió en su tenaz oponente, lo acusaba de corrupción y enumeraba los presuntos hechos de corrupción de su gobierno. En la campaña del 2016, lo tuvo frente a frente y le enrostró sus presuntos delitos y errores. Fue una noche negra para García.

El Perú quedó quebrado y sumergido en una profunda crisis. Para el exterior éramos inelegibles, en el interior, la hiperinflación devoraba todo el ingreso y los precios eran inalcanzables además de los productos escasos. Pudo convertir al país en un sistema fascista, pero fue respetuoso de la democracia, quizá su principal valor.

Alan tras culminar su primer mandato y el asilo

Después de culminar su mandato, se quedó a vivir en el país, en una vivienda diferente a la de su época de político joven. Para muchos especialistas, principales elementos de los signos de riqueza de García Pérez.

Pese a haber ayudado a ganar a Alberto Fujimori, en el golpe de Estado de 1992, fue uno de los objetivos del “Chino” y según el mismo argumenta en el libro “El mundo de Maquiavelo” se le quiso matar; pero, avisado antes, logró fugar por las viviendas cercanas, semanas después pidió asilo a la embajada colombiana, el cual le fue concedido.

En esa condición se trasladó después a Francia donde residió hasta antes de su retorno al país, tras la fuga de Fujimori. Pedro Cateriano, tiene un libro denominado “El caso García” donde se puede conocer mucho más de este personaje.

Su departamento, los estudios de sus hijos en un país más caro, fue una nube en su vida, incrementadas por el dealle de presuntos actos de corrupción del exmandatario, que pese a ello, solo se quedó en una lucha tenaz de un "loco" que fue diputado y que en algún momento denunció la pérdida de su maletín y la férrea defensa de su líder de militantes del Partido Aprista Peruano.  

Alan, el retorno y nuevo mandato 2006-2011

Tras su retorno al país, no solo fue su presencia física la que encandilaba a sus seguidores y otros, también volvieron los mítines en la plaza pública, con un verbo más actualizado y menos radical. De García antimperialista solo quedaban sus antiguos discursos y al contrario, promovía la inversión externa y también la local. Tampoco se le ocurrió repetir la idea equivocada de pagar la deuda externa solo el 10% de las exportaciones.

Participa en las elecciones del 2001 y tras intensa campaña, realizada en un contexto de contrición nacional por la crisis dejada por Fujimori, llegó a la segunda vuelta electoral, pero Alejandro Toledo cosechó el descontento popular y dejó segundo a Alan Gabriel. Tras su derrota, se quedó en Perú a la espera de su oportunidad.

En esta etapa, se dedicó a reorganizar su alicaído partido, vigente gracias a la acción individual de unos cuantos rezagos del Aprismo. Es así, que tras cumplirse el lustro de gobierno de Alejandro Toledo, postula a la presidencia, derrotando a Ollanta Humala Tasso, quien era señalado como un peligro para la economía y democracia peruana, además de “comunista”, así fue elegido como mal menor.

Se creyó que igual que Nicolás de Piérola, contumaz golpista que realizó después de la Guerra con Chile un buen gobierno, repetiría una historia parecida. Pero García fue García y no hizo aporte significativo a la realidad peruana. Su máximo mérito en esta etapa fue el dejar que los economistas hagan lo suyo y gestionar los recursos existentes, sin cambiar en absoluto nada.

En este dejar hacer dejar pasar que constituyó su gobierno del 2006 al 2011; se observaron de manera directa algunos casos saltantes, uno de ellos que mantuvo la economía de corte liberal, se enfrentó con la población indígena cuyo pensamiento fue perennizado en su opúsculo “El Perro del Hortelano” lo que significó una reacción contraria a su gobierno.

Su gobierno fue señalado en algunos actos de corrupción, negociados donde estuvieron comprometidos sus cercanos hombres de confianza; igualmente, otros se dedicaron con su firma a liberar presos, sobre todo por narcotráfico. Uno de sus funcionarios pagó por el delito; sin embargo, Alan García peroraba ser incólume y negaba siempre estar inmerso en actos de corrupción.

En su gobierno se impulsó proyectos ejecutados por Odebrecht y de ellos se recuerda sus viajes ostentosos con el CEO de la compañía mencionada. Luego se descubrió que varios presidentes latinoamericanos se encontraban inmersos en actos de corrupción y entre ellos los de Perú. Justamente, actualmente Alejandro Toledo se encuentra en prisión preventiva, Ollanta Humala en juicio oral, Pedro Pablo Kuczynski en arresto domiciliario, Keiko Fujimori completa la lista, aunque nunca fue mandataria.

Su frase consabida y repetida en varios medios de comunicación era “Otros se venden, yo no”. Pese a ello existía una percepción ciudadana que era imposible que no haya estado inmerso en los actos de corrupción, pero tal como lo hizo el diputado aprista Manuel del Pomar lustros atrás, negó, negó y volvió a negar, incluso con vehemencia y agresividad.

Si su primer gobierno terminó envuelto en una crisis económica incomparable; el segundo lo hizo con percepciones que corrupción y de anodino. En este tiempo se dedicó a dar cátedra en la Universidad San Martín y charlas en diferentes escenarios, donde los pagos eran por montos exorbitantes. Justamente, mediante esta vía se encontró la ruta del dinero. Sus más cercanos colaboradores, después han delatado la forma y modo como fluyó la moneda ilícita.

Alan, el investigado por actos de corrupción

Entre acusaciones tímidas del Ministerio Público, con audiencias desafiantes, Alan García, iba del Perú hacia el extranjero, hasta que llegó el 2016, año en el que decidió postular por cuarta vez. Tras el proceso, intentó repetir su misma estrategia, proponía hacer lo que dejó pendiente y en campaña, arreglaba su presencia en los set de televisión, como sucedió en Frecuencia Latrina en una vergonzosa entrevista realizada por Mónica Delta.

De acuerdo a las investigaciones de actos de corrupción, poco a poco el Fiscal fue encontrando más evidencias, y el periodismo hizo lo suyo, sobre todo utilizando fuentes del extranjero. Todo avizoraba que habían razones para sumarse a la lista de presidentes peruanos comprometidos con la empresa Odebrecht. 

Informes realizados por el periodista de investigación Gustavo Gorriti y por la Unidad de Investigación del Diario El Comercio, permitió conocer de manera más detallada, la presunta receptación

Alan, el derrotado

Tan vasto de conocimiento, con una labia impresionante, un porte avasallador, demostró ser una persona con muchos miedos a preguntas incómodas. Las encuestas ciudadanas le eran adversas y todo hacía presagiar una derrota estrepitosa, salió una encuestadora con datos falsos para devolverle la confianza, pero lo falso será tal, aunque lo adornen.

Llegó el momento de la elección y del grandilocuente y victorioso Alan García Pérez no quedaba mucho. No eran épocas de grandes discursos sino de confianzas construidas; de empatías espontáneas, de objetivos creíbles. Fue una derrota humillante que lo llevó a decir que se retiraría de la política. Quizá haya sido uno de los momentos más deprimentes del exmandatario.

Alan, el suicida

Después se vio obligado a responder a las investigaciones en su contra y el fiscal José Domingo Pérez, no estaba para amedrentamientos. Concurrió a las citaciones, a veces retornando del extranjero y repitiendo siempre que no era un corrupto “otros talvez” y con apasionamiento pedía “Demuéstrenme pues imbéciles”.

Se le dispuso impedimento de salida del país y el dijo allanarse a la medida; sin embargo, después terminó en la embajada de Uruguay pidiendo asilo político. Fue una lucha de peruanos y peruanas, además de políticos conocidos, quienes argumentaron en el país y el extranjero que eran actos de corrupción y no existía persecución por ideas políticas. Después de unos días, las puertas del asilo se le habían cerrado y quedaba como un ciudadano más.

En la madrugada del 17 de abril del 2019, llegaron a su domicilio representantes del Ministerio Público y miembros de la Policía Nacional. Tenían consigo, la orden de detención preliminar que debería ser notificada y cumplida. Era el anochecer de García Pérez. Preguntó nerviosamente, subió hacia su dormitorio, luego un sonido de bala estremeció a los presentes. Alan García se había disparado.

Finalmente

El suicidio de acuerdo a especialistas puede tener como causas un trastorno bipolar, un trastorno límite de la personalidad, la depresión y otras causas, pero es el acto individual de acabar con su propia vida. Lo hizo José María Arguedas por causas diferentes, otros sucumbieron igualmente a los momentos críticos de su vida.

Gustavo Gorriti no es culpable de la decisión personal de García y es un despropósito señalarlo como culpable, en todo caso, si se busca culpables y quieren encontrarlos, están en sus familiares que lo abandonaron en momentos críticos, sus compañeros que quizá no creyeron que cumpliría con lo dicho y sus amigos, quienes deberían haber encontrado forma de estar junto a él.

No cabe duda, Alan García se suicidó y no lo mataron.

Diario El Regional de Piura

 

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