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Dom, Abr

Dina Boluarte Zegarra, después de dos meses de gestión, represión y asesinatos

Editorial
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ERP. Dina Boluarte Zegarra, la presidenta sucesoria, realizó una evaluación de sus dos meses de gestión, la cual estuvo plagado de entusiasmo y de autosatisfacciones que no se condicen con la realidad. De las protestas en diversas regiones, solo manifestó que son pocos, que son violentistas y repitiendo su monserga, que no los entiende del porque sus reclamaciones y pedidos para que se vaya.

Engola la voz, por ratos endurece el rostro y la expresión, grita más que habla y después suaviza el tono como si realmente le doliera lo que vive en el país. Pero, es expresión actoral pura, ella no tiene la mínima idea de lo que sucede actualmente. 

Luego Dina Boluarte hizo una secuenciación de las “obras” inauguradas e impulsadas por su “Gestión” cuando en realidad son proyectos de gobiernos anteriores y donde la mandataria solo cumple un rol protocolar. Luego, el presidente del Consejo de Ministros, quien antes de llegar a este cargo fue Ministro de Defensa, detalló el gasto en millones del presupuesto público.

La una y el otro, manejan el mismo discurso, respecto al pedido para que se vaya Dina Boluarte y adelanto de elecciones, expresan que todo es responsabilidad del Congreso de la República, con un agregado, se quedarán hasta que el Parlamento lo decida. No existe voluntad de renuncia y al contrario, se siente muy empoderada para mantenerse como presidenta y cree que la protesta ciudadana son una minoría.

Mensaje de protesta en las calles de LimaMensaje de protesta en las calles de Lima

Se ufana de ser la primera mujer en ejercer este alto cargo, cuando en realidad no es por méritos, sino por el conciliábulo con congresistas y por los errores de Pedro Castillo Terrones, que le permitió asumir el mandato por la denominada sucesión presidencial. Los peruanos y peruanas, debe quedar claro, no eligieron a Dina Boluarte, dicho beneficio fue una extensión de los votos del profesor.

Antes de llegar, tuvo que sortear pedidos para que se le acuse constitucionalmente, posiblemente someterse a la derecha peruana y esperar su momento. Y el momento no tardó en llegar, una situación de aparente locura o engaño a Pedro Castillo, lo llevó a cometer una semana después del archivamiento de su caso, un intento de golpe de Estado, que facilitó el camino de la vacancia.

En tanto Dina daba conferencia, se conoció de su nueva víctimaEn tanto Dina daba conferencia, se conoció de su nueva víctima

Si Dina Boluarte es presidenta no es por sus méritos de mujer, porque no los tiene, excepto considerarse una falsa émula de Dama de Hierro; ella está donde está porque Vladimir Cerrón lo decidió y porque los votos de Pedro Castillo, la beneficiaron. De ser una abogada de baja performance, pasó al más alto cargo de la Nación, donde interpreta lo que su mínimo leal saber le permita.

Para mantenerse en el cargo, no solo ha desplazado a las Fuerzas Armadas para que disparen sin compasión, sino igualmente, al mismo estilo fujimorista, realiza ostentación de la parafernalia militar, presuntamente para intimidar a quienes no se cansan de protestar, que exigen se vaya del Ejecutivo y que se convoque a nuevas elecciones. Se les cierra todas las calles, pero ellos están allí como en las viejas luchas sociales y políticas.

No es la eficiencia policial para luchar contra la delincuencia o contra los rezagos de grupos violentistas de verdad como los que existen en el VRAEM, tampoco es la exhibición conjunta para disuadir al sicariato, asaltos y robos, no, esta parafernalia solo tiene como objetivo repeler a quienes protestan por una democracia real. En tanto escribimos el presente nos enteramos de la matanza de militares inocentes en el VRAEM. Estamos perdiendo la perspectiva como país y confundiendo a los reales enemigos del Estado y la civilidad. 

Muchos peruanos y peruanas han llegado a Lima, para hacerse oír, en regiones les han matado a más de 60 hermanos y quieren justicia, esa justicia que no la entiende Dina Boluarte, que minimiza su premier, tan responsable como ella de los presuntos delitos cometidos, y que creen que las Fuerzas Armadas y los grandes desfiles de sus Fuerzas Policiales, disuadirán la protesta.

El actual panorama refleja problemas ancestrales del Perú republicano. En primera instancia es la diferencia que existe entre peruanos y peruanas que viven en las provincias con Lima capital. El racismo que se ha desatado con la más obtusa dureza, sobre todo usándose las redes sociales y medios de comunicación afines a la derecha, la precariedad de una democracia de papel, la existencia de una Constitución que solo protege a los grandes inversionistas y que les otorgó Contratos Ley para que puedan operar a libre albedrio, además, de la fragilidad institucional, que en algunos casos es condescendiente con unos y draconiano con los que menos tienen.

No son momentos de júbilo, sino de angustia por un Perú que se desangra, donde lo más importante para unos son las pérdidas económicas en desmedro de la vida. En esta lógica todo vale para el gobierno, disparar y muchas veces matar sin piedad, en tanto que la voz de aquellos que Dina llamaba “Los nadies”, no tiene eco.

Como aliciente diremos, grandes cambios se han logrado con la movilización social. De no haber habido protesta, por ejemplo, no hubiera habido hasta 8 horas de trabajo; de haberse mantenido callados Fujimori y todos sus delitos, aún seguiría como presidente; de no haber habido protesta y lucha, las mujeres no tendrían las reivindicaciones que han logrado hasta el momento.

La protesta en las calles es indispensable. Esta democracia es fallida y debería mejorar, no por el interés de los congresistas de ahora, sino como resultado de un proceso educativo que permita al ciudadano valorar conforme corresponda, cada uno de los hechos políticos que se le presentan.

Diario El Regional de Piura

 

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