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Presidentes y vicepresidentes desde 1980 en Perú, crisis y realidades

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ERP. La renuncia de la vicepresidenta y congresista Marisol Espinoza Cruz a la militancia del partido que la llevó como candidata y por lo tanto le permitió ser elegida, es considerada un caso peculiar, por las particularidades que representa esta decisión política y que lleva a la precariedad del gobierno de Ollanta Humala. Ella seguirá ejerciendo el cargo hasta la culminación de su mandato en el 2016.

Realizando una revisión de la historia, se observa que en los últimos periodos, la relación presidente y vicepresidentes no ha sido del todo armoniosa. En algunos casos, renunciaron por cuestionamientos a su conducta personal o por discrepancias políticas; y en otros casos, simplemente fueron obviados en su función.

Fernando Belaúnde Terry, regresó al gobierno en 1980 y gobernó hasta 1985. Su gobierno estuvo marcado por la crisis política y económica, que no supo entender y por lo tanto resolver. Sus vicepresidencias se mantuvieron estables y por lo tanto, al finalizar su mandato también culminaron con el don Fernando Schwalb López-Aldana y Javier Alva Orlandini.

Alan García Pérez gobernó de 1985 a 1990. El Partido Aprista Peruano, tantas veces proscrito, tuvo la oportunidad de gobernar por primera vez. Dueños del legado de don Víctor Raúl Haya de la Torre, se creyó que iban a impulsar la gran revolución que pregonaron desde los años veinte. García, llevó como vicepresidentes a Luis Alberto Sánchez Sánchez y Luis Alva Castro, con quienes pese a sus equívocos y magros resultados, se mantuvieron hasta el final del mandato.

La crisis económica y la inestabilidad política que generó Alan García Pérez, dio origen al nacimiento político del matemático Alberto Fujimori Fujimori. Su propio triunfo en 1990, fue el resultado de la mutación inesperada del votante peruano. Los apristas realizaron una furibunda “guerra” contra Mario Vargas Llosa y apoyaron al candidato de Cambio 90. El triunfo, fue sorprendente y los resultados posteriores igual.

Fujimori, llevó en su primer gobierno como vicepresidentes a Máximo San Román Cáceres y Carlos García y García. Grandes artífices del triunfo de Fujimori, fueron los grupos evangélicos, quienes se encontraban representados por Carlos García y García; sin embargo, tan pronto se instalaron en Palacio de Gobierno, fue ignorado y se le postergó.

En 1992, tanto Máximo San Román, como Carlos García y García, rechazaron el autogolpe. Pretendieron defender la institucionalidad, pero las fuerzas fujimoristas y la estrategia para imponerse fue superior s sus posibilidades. De nada valió el intento de San Román para restablecer el gobierno democrático y de García y García de oponerse al autogolpe.

Después, Fujimori siguió gobernando de facto, y sin vicepresidentes, hasta las elecciones de 1995 y después de la aprobación de la Constitución de 1993, que fue el resultado del Congreso Constituyente.

Las elecciones de 1995, solo fueron la ratificación de la primacía política de Alberto Fujimori. Factores a su favor para lograr el respaldo ciudadano, fueron la degradación del Poder Judicial, la debilidad de los partidos políticos, el terrorismo y la crisis económica heredada. Aspectos donde se habían logrado éxitos significativos en los dos años de gobierno previos.

En este su segundo mandato, Alberto Fujimori tuvo como vicepresidentes a Ricardo Márquez Flores y César Paredes Canto. En esta etapa no hubo mayores conflictos y el ejercicio de los vicepresidentes fue normal. Ambos ejercieron el cargo presidencial, cuando el presidente viajaba hacia otros países.

Se puede decir, que cumplieron un rol decoroso para el momento, el cual se encontraba marcado por el éxito de las políticas económicas, una correlación casi monolítica en lo político y el crecimiento de un clima de paz al derrotar a los movimientos terroristas.

La situación se agravó cuando Alberto Fujimori quiso ir a la tercera elección. Se ha debatido mucho sobre ello y el Tribunal Constitucional del momento zanjó el asunto, cuando declaró inaplicable una Ley que le permitía postular. Contra todo lo resuelto y la interpretación realizada, el ex mandatario continuó en sus pretensiones de ser elegido por tercera vez y lo logró.

Para este mandato 2000-2005, el mismo que marcó el inicio de una fuerte confrontación política fueron elegidos como vicepresidentes Francisco Tudela Van Breugel-Douglas y Ricardo Márquez Flores. Como se sabe Fujimori no culminaría su mandato. El primero en renunciar fue Francisco Tudela.

Tras la renuncia de Alberto Fujimori el 19 de noviembre del 2000; en esencia el presidente que debería continuar el mandato era Ricardo Márquez Flores; quien decidió renunciar al cargo y permitir una salida más institucional a la crisis política presentada. Tras esta circunstancia y siguiendo el marco constitucional se designó a don Valentín Paniagua para que ejerza la Presidencia de la República hasta la convocatoria de nuevas elecciones.

Se recuerda que el ícono que rebasó las posibilidades del tercer gobierno de Fujimori, fue el develamiento de la corrupción que impulsaba desde el Servicio de Inteligencia Nacional, Vladimiro Montesinos Torres.

Tras las convocatorias a elecciones en el 2001; el ganador fue Alejandro Toledo Manrique, quien también postuló sin éxito en el 2000. Evidentemente, existía un clima favorable para su triunfo y las huestes fujimoristas estaban seriamente afectadas por los acontecimientos políticos. Raúl Díez Canseco Terry y el empresario David Waisman; fueron elegidos como vicepresidentes.

Los problemas de amores de Raúl Diez Canseco y el uso indebido del poder para beneficiar a su flamante suegro, llevaron a su renuncia en el 2004, terminando de esa manera con el escándalo que remeció al gobierno de Alejandro Toledo. El caso de Diez Canseco y sus amoríos, es un ejemplo de como se mezclan los asuntos sentimentales o de sexo con la política. 

De esta manera, Alejandro Toledo se quedó sin el primer vicepresidente y David Waisman era el reemplazante obligatorio cuando el mandatario por razones oficiales viabaja al exterior.

Se puede decir, que el gobierno siguiente presidido por Alan García Pérez, fue estable en su relación con las vicepresidencias. Ellos ingresaron en el 2006 y salieron en el 2011, sin ningún atisbo de conflicto con el poder. Tanto Luis Giampietri Rojas y Lourdes Mendoza del Solar, ejercieron el cargo presidencial cuando se creaban las condiciones constitucionales para ello.

El gobierno de Ollanta Humala, se inició en el 2011 y debe terminar en el 2016. La frase que caracteriza esta etapa es “Tan difícil es caminar derecho” alusión a Omar Chehade, vicepresidente y quien fuera acusado de corrupción y que lo llevó a la renuncia al cargo. De esta manera quedaron solamente Ollanta Humala y Marisol Espinoza Cruz.

Aparentemente, todo iba bien en esta dupla. Marisol Espinoza, una periodista piurana fue invitada por la pareja presidencial para ser congresista por Piura en su primera postulación y vicepresidenta y además congresista en la segunda oportunidad. Sin duda que el motivo principal de esta nominación era el grado de amistad. Algo pasó después, para llegar al nivel de antagonismo que la ha llevado a renunciar a la militancia partidaria y que deja una gran incógnita de lo que sucederá hasta el 2016.

Ella seguirá siendo vicepresidenta y por lo tanto, la única que puede reemplazar a Ollanta Humala en caso de ausencia. Aunque los reemplazos previos, han sido sin las facilidades, se cree que las tensiones serán más recurrentes en Palacio de Gobierno, donde se cree reina Nadine Heredia Alarcón, esposa del presidente.

Los conflictos de esta naturaleza, no son nuevos en las democracias y otras formas de gobierno. Las envidias políticas, la corrupción, el aprovechamiento político, las cizañas, el cambio de correlaciones, las frustraciones y hasta el sexo, derivan en situaciones impensadas, como lo acontecido con la crisis que enfrente el Partido Nacionalista y con él, el Gobierno de Ollanta Humala.

No es la primera vez que se evidencia que el poder real lo ejerce la Primera Dama, en el caso de Fernando Belaúnde se percibía algo similar; sin embargo, los espacios institucionales eran respetados. El poder real, causante de crisis y conflictos, ha generado problemas en el mundo y el Perú no puede ser la excepción. Desde Rasputín en Rusia, pasando por Vladimiro Montesinos, y hasta llegar a Nadine Heredia, siempre las causas pueden tener variantes, para los efectos son casi similares. 

 

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