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Vie, Abr

República del ¿Perú?

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. Ayer por la madrugada, mejor dicho, antes que amanezca, un consejero regional de Áncash sufrió un aparente intento de homicidio, cuando viajaba de Huaraz a Lima para asistir a una entrevista por televisión.

Lo que sucedió ayer, me parece, es la gota que derramó el vaso.

Resulta que durante el programa al que esta autoridad estaba invitado, el de Milagros Leiva, se hicieron revelaciones de las que se puede inferir que la corrupción que impide destapar a su ídem en el departamento de las cumbres más altas del Perú tocaría los niveles más altos del gobierno nacional.

Escuchar todo eso y no quedar impactado es imposible, insensible, 'zombie'.

Lo peor de todo es que, en lugar de abrirle paso a la justicia para que nos aclare las cosas, toda la gente aludida prefiere seguir aferrada al puesto.

Lo digno sería dar un paso al costado. Bueno, ésa es la práctica en las democracias.

El silencio y la adhesión a-toda-costa al cargo están causando mucho daño al Perú, pues nos restan la esperanza en lo que vendrá después y nos destruyen la (poca) fe que tenemos en el sistema.

Con actitudes poco transparentes, se está justificando que cada persona haga su ley y su reverenda voluntad. Total, si eres amigo del letrado o puedes controlarlo a tu antojo, si quieres, hasta le puedes cambiar el nombre a tu país.

Parece que no hemos aprendido de nuestra vergüenza nacional que dio a luz durante el fujimontesinismo. Parece que no nos diéramos cuenta lo que pasa en otros países donde el evidente control enfermizo del estado nos hace sospechar que algo nada sano se oculta. Parece que la filosofía del reality-show ya nos borró la frontera entre ficción y la realidad, que ahora creemos que una cosa es la otra.

Si no reaccionamos mediante los instrumentos que la Ley nos da, y lo hacemos con inteligencia, nos van a seguir usando como trapeador.

Si no tenemos dignidad, ni modo, adiós país. Pero si aún tenemos algo de conciencia, no debemos callarnos y debemos demandar orden.

Nuestro país no se merece la clase política que tiene, y tampoco se merece la que se viene.

Es hora de dejar de votar por símbolos y caras. Ahora tenemos que votar por hojas de vida, propuestas y la coherencia evidente entre unas y otras.

Basta la incongruencia más leve para decir No. Y si nadie convence, caballero, que nadie se la lleve.

Refundemos el Perú. Éste no es el país que nos merecemos.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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