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Vie, Abr

Enséñame lo que tienes

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castillo1ERP/N.Peñaherrera. A finales de la semana pasada, estalló un caso que, según dicen quienes allí estudian, era un comentario a voz baja, pero que, ahora, parece tener pruebas.

Dicho en sencillo: si eres una chica, y querías garantizar tu ingreso a la Universidad Nacional de Piura, tenías que acostarte con un alto funcionario de esa casa de estudios.

El dirigente estudiantil Roberto Mendoza Cadillo, quien hizo la denuncia, dice tener videos y audios que la sustentan, y por la que (a pesar de sus aparentes buenas relaciones con los congresistas piuranos) habría sido amenazado de muerte.

No quiero discutir acá si dice o no la verdad. Eso se tiene que verificar mediante un proceso legal justo, donde se castigue a las personas que resulten responsables (y que, aparentemente, llegarían a altos niveles de gobierno universitario).

Me gustaría tomar una de las frases que Mendoza dijo en sus declaraciones: si seguimos dejando que la (presunta) corrupción siga campeando en el campus, la gente que egrese la incorporará como una de sus competencias y la aplicará durante su ejercicio profesional.

¿Exagera Mendoza en esta opinión?

A mi juicio, no.

Ya comenté antes acá, que si hay algo que aprendemos los seres humanos es a escuchar lo que nos dicen pero a no creerlo.

En realidad, vemos lo que se hace y lo incorporamos a nuestras conductas diarias.

Y si lo que se dice no es lo mismo que lo que se hace, estamos en serios problemas. Formamos una comunidad basada en la hipocresía y la doble moral, y se incorporará tanto en nuestro 'chip' que 'reaprender' será complicado, especialmente si ya traemos algunas fallas de formación (o sea, deformación) desde la casa.

Vuelve a salir, entonces, la importancia de enseñar con el ejemplo, que en algunos círculos pedagógicos se incorpora como parte de la educabilidad, la habilidad de ser coherente por completo entre el discurso y la acción.

Pero, he aquí la nota al pie.

Si yo, en tanto estudiante, me doy cuenta que las cosas que me muestran me hacen daño, no puedo ni debo justificarme en hacerlo 'porque todos lo hacen', sino que debo marcar la diferencia y resistirme a cometer lo que conscientemente identifico como un error.

¿Entiendes la figura?

No basta denunciar lo malo; lo loable realmente es no repetirlo (y, claro, combatirlo).

Ojalá que este caso se resuelva y no quede impune, si hubiera culpables.

Me pongo en los zapatos de padres y madres de familia, y es lógico que las dudas nos asalten: ¿es la universidad, un espacio seguro para aspirar a ser mejor? Y no solo la universidad pública, por si acaso.

También espero de buen grado que esa coherencia de palabra y acción sea un componente fuerte en la vida de Mendoza, el denunciante, si no, serán palabras justas, pero vacías.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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