ERP. Por segundo día consecutivo, cientos de jóvenes de la denominada Generación Z, junto a ciudadanos y ciudadanas de Lima, se movilizaron contra la presidenta Dina Ercilia Boluarte Zegarra y el Congreso de la República. La protesta cuestionó sus vínculos con intereses empresariales y con redes de criminalidad organizada. Al igual que en la jornada anterior, la represión policial no tardó en llegar: bombas lacrimógenas, golpes y agresiones directas contra los manifestantes marcaron la tarde.
“Es una dictadura cívico-militar: los civiles dan la cara, pero los militares y policías los sostienen. Tenemos que tumbar este Congreso mafioso, sacar a la Junta Nacional de Justicia y al Jurado Nacional de Elecciones. Han inhabilitado a Vizcarra, apresado a Castillo y a Antauro, no quieren alternancia…”, expresó un joven durante la protesta, en un llamado abierto a la acción.
El grito más escuchado en las calles fue “¡Asesina, el pueblo te repudia!”, en alusión directa a Dina Boluarte. Aunque medios alternativos ofrecieron una amplia cobertura, las movilizaciones fueron minimizadas por gran parte de la prensa tradicional.
Desde las 5 de la tarde, la Plaza San Martín y las calles cercanas se fueron llenando de manifestantes. La multitud se desplazó hacia la avenida Abancay con la consigna de “sacar a los corruptos”. Allí, enfrentaron a la Policía, a quienes acusaron de servir como sostén de un régimen autoritario.
Según el medio alternativo Unancha TV Oficial, estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos participaron activamente y no se dejaron amedrentar por los cordones policiales. Entre arengas y cánticos, intentaron avanzar hacia el Congreso pese a las amenazas y la represión.
La ciudadanía también se sumó, alentando la resistencia de los jóvenes. “¡El pueblo unido jamás será vencido!”, coreaban a su paso, acompañados por el retumbar de tambores y banderas peruanas. Las consignas contra Dina Boluarte se multiplicaron, advirtiendo incluso que deberá rendir cuentas ante la justicia por los abusos cometidos durante su gestión.
El objetivo era llegar al Congreso de la República, pero la fuerte presencia policial lo impidió. Testimonios recogidos denunciaron el uso de perdigones y disparos a quemarropa. Uno de los jóvenes señaló que incluso menores de edad resultaron heridos. Varios manifestantes organizaron brigadas improvisadas para trasladar a los afectados a centros de salud, entre ellos el Hospital Grau.
La segunda jornada de protestas dejó en claro que la indignación de la Generación Z sigue en aumento. Con valentía y resistencia frente a la represión, estos jóvenes buscan que su voz se escuche en medio de la crisis política y social que atraviesa el país.