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Mié, Abr

Buenas intenciones políticas

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. Durante una reunión a la que asistí, un familiar se puso a conversar en el corrillo donde estaba, y mencionó su intención de participar en política, pero a largo plazo.

Lo que este treintañero-sí, estamos envejeciendo... plop- trataba de encontrar era la manera de incursionar limpiamente.

"Yo no quiero entrar para servirme de la política sino a trabajar", repetía.

Lógicamente que entre el dicho y el hecho hay mucho trecho, pero si ésa es su real intención, bien valdría darle el beneficio de la duda.

Entonces, cómo meterse en política sin terminar nadando en la basofia en que la han convertido ciertas personas, por las que bien debería abrirse una partida extraordinaria en el Presupuesto de la República: "construcción de más cárceles".

Lo que se me ocurrió sugerirle, y que aplica a toda persona, es concentrarse en una causa y una localidad concretas. La causa debe tener la mágica combinación de lo que me satisface hacer y lo que mi comunidad necesita de verdad. Sobre la localidad, lógicamente, la que mejor conozca, o la que me haya acogido con cariño y confianza.

Lo siguiente es tener un plan de trabajo sostenido, de tal manera que las acciones llamen la atención antes que las palabras (la teoría del buen ejemplo).

entonces, comenzar a trabajar y hacer oídos de cabeza clava a los comentarios que cierta ciudadanía resentida hace por redes sociales y cuanto espacio público haya, especialmente de quienes no se contentan con nada pero tampoco hacen absolutamente nada (excepto fregar).

De ese modo, si se trabaja a largo plazo, también se comprenderá si realmente se quiere postular a un cargo de elección popular, o si se descubre mayor efectividad sin necesidad de cargo alguno, como parte del pueblo llano.

En lo personal, la segunda posibilidad me parece millones de veces mejor que ir de alcalde, regidor, consejero, congresista o presidente. Incluso diría que la segunda posibilidad es más.... Digna.

Ahora bien, si la persona tiene vocación al masoquismo del cargo, a buena hora. De todos modos, necesitamos quiénes representen nuestras decisiones.

Y si la intención es ir a trabajar y no calentar el asiento o engrosar la cuenta bancaria (o la de testaferros), mucho mejor aún.

Si esta generación quiere recuperar la decencia de la administración pública, habrá que alentarla. Pero, si se desvía de la raya, que no esperen nuestra compasión.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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