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Vie, Abr

Tres pasos básicos para evitar que un disuelto termine colándose

Nelson Peñaherrera
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Por: Nelson Peñaherrera Castillo. El lunes 11 de noviembre, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) emitió una decisión basada en un pedido del Jurado Electoral Especial de Ica: ¿pueden los y las congresistas que resultaron disueltos y disueltas el pasado 30 de setiembre postular a las elecciones suplementarias del próximo 26 de enero? El JNE dijo que sí, y comenzó el crujir y rechinar de dientes en un lado, y el rechinar de monedas y sonrisas en el otro, el disuelto.

La primera facción se quejó que el JNE estaba algo así como traicionando al electorado que durante el referéndum de diciembre de 2018 había decidido, por cuatro contra uno, que se debía reformar la Constitución para que el cargo de congresista no sea reelegible de forma inmediata e indefinida.

Eso ya sucede con todos los cargos de elección popular en este país (comenzando por el Presidente de la República), debido a que continuidad ha sido un campo abonado para la corrupción, en los casos más mediáticos al menos. Aunque, el Congreso ha demostrado que ni siquiera hacía falta cinco años para blindarla. Con un par de legislaturas bastaba, y eso había molestado a gran parte del electorado, lo que propició tal votación en contra.

Pero, regresemos a la decisión del JNE. Para no confundirnos con tanto argumento legal, simplifiquemos la razón por la que se decidió habilitar a los disueltos y las disueltas en que el impedimento para reelección solo aplicaría al término del periodo presidencial actual, es decir, a partir del 26 de julio de 2021, no así a la que elegiremos en enero porque, en realidad, van a completar el periodo presente, que comenzó en julio de 2016.

Para quienes no son peruanos, o siéndolo no están ni enterados, deben saber que el periodo de gestión es el mismo para la fórmula presidencial (un presidente, dos vicepresidentes) y para el Congreso. Aunque en el segundo caso se ha planteado reformar la Constitución para renovarlo por tercios, el propio Congreso se ha encargado de entorpecerlo. Regresemos a nuestra línea argumental.

Abogados me explicaron que el JNE también pudo decidir la deshabilitación para la fracción entre este año y julio de 2021, pero corríamos el riesgo de que eso permitiera que los disueltos y las disueltas regresaran para el siguiente periodo. El ente electoral no puede impedir que cualquier peruano o peruana postule a lo que sea, a menos que no tenga los requisitos básicos de ley (en el caso del Legislativo, 25 años cumplidos a más, nacionalidad peruana) o tenga una sentencia legal en primera instancia. Sería inconstitucional y hasta injusto, no porque a mí me caigan bien los disueltos, sino porque todo en la vida tiene reglas, y alguna bendita vez tenemos que aprender a jugar siguiendo las reglas. Podemos modificarlas, pero mientras eso no suceda, usemos las existentes. Sigamos.

congresistas disueltos

No me da la gana comentar sobre la alegría que hay en el sector rehabilitado porque no ha ganado nada aún; solo la rehabilitación, es decir, van a línea de partida a competir con el resto que llega por primera vez (y a juzgar por ciertos perfiles, última) en igualdad de condiciones. Hablemos mejor a las cuatro de la tarde del 26 de enero.

Pero, ¿y el electorado cómo queda? Es decir, el electorado que votó contra la reelección congresal. Yo creo que no hay que lanzarle piedras al JNE porque, en todo caso, ha aplicado una vieja regla de vida que es una constante peruana: optar por el mal menor. Ya les digo, si algún disuelto-rehabilitado logra un escaño, solo podrá hacernos “lero, lero” hasta julio de 2021, y de ahí –salvo mejor parecer—no podrá postular hasta 2026.

Y, obvio, si no la hace en enero, podrá postular en 2021; y si no la hace entonces, en 2026, 2031, 2036, y así hasta que la consiga o se aburra. Y aquí es donde la pelota es lanzada a nuestro campo, porque si un disuelto recupera un curul, no será por obra del Espíritu Santo sino por obra de nuestro voto. Así que, en lugar de desesperarnos, actuemos como esos y esas ‘cracks’ que aplaudimos; por eso, pare de sufrir (no coloque su vaso con agua junto a la tele), que aquí van tres consejos prácticospara aplicar a partir de ayer:

¿ALGUIEN OYÓ UN MOSQUITO POR AQUÍ?: Recuerda que cualquier candidato o candidata se fortalece hasta la obesidad mórbida cuando se hace popular. Pero, ¿quién le hace popular? Tú, pues. Si le das bola cuando sale a la calle, si le sigues en redes, o si le comentas alguna de sus publicaciones, le estás dando de comer. ¿Qué debes hacer? Fingir que no existe, cero, conjunto vacío. No hay peor tortura para una candidatura (y en especial para su ‘community manager’) cuando el contador de visitas no se mueve un ápice, o no se trata de seguidores orgánicos. Ni qué decir cuando hacen alguna actividad de calle y solo le sigue su asesor de prensa y su portátil.

MODO UTILÍSIMA: ¿Qué hacer con los volantes que nos dejarán bajo la puerta de nuestra casa? Sencillo: llegó la hora de aprender origami. Ya sabes, que la grullita de papel, que el elefantito, que la palomita, que el barquito, en fin, todo lo que tu imaginación pueda pensar. ¿Algo más sofisticado? Sí, papel maché. ¡No sabes cuánto uno o una se relaja haciendo manualidades! O a lo mejor puedes revisarte un tutorial de YouTube para hacer carbón casero y evitar que sigan talando los algarrobales piuranos. Y nunca por nunca los quemes porque contamina (más) el aire.

BLANCOS Y NULOS YA FUERON: El día de la votación olvídate de las recomendaciones de no marcar la cédula o hacer cualquier garabato. En las circunstancias actuales, la actitud inteligente de cualquier elector o electora es ignorar al disuelto o la disuelta y optar por quien no lo haya sido, siempre que sea una mejor opción: usar el voto preferencial… y el voto preferencial tiene poder. Si no marcas, o anulas, comenzaremos otra vez con el drama de las cifras repartidoras, y ahora sí que no será culpa del JNE o la ONPE, sino tuya. Entra al portal Voto Informado para no meter las cuatro patas; también la Fundación Konrad Adenauer en el Perú acaba de lanzar un manual que valdría la pena descargar y estudiar. Es gratis, por si acaso.
Y, como ya es mi estilo, aquí viene nuestro popular “tip” extra:

UY, SE COLÓ: Prepárate porque, a pesar de todas estas precauciones, siempre habrá un margen de error; léase, un disuelto o una disuelta recupera curul. No llores, no le maldigas, no le desees las siete plagas más un día penando en un hospital de EsSalud. Mientras él o ella nos eche en cara –cantadazo—que llegó para representar, legislar y fiscalizar, tú métete en la cabeza que te tocará cuestionar, opinar y vigilarle al milímetro. Cuando un político ya investido siente que el electorado no le da bola, no se deprime; hace de las suyas. Entonces, lo inteligente será estar allí, mismo loro sobre hombro de pirata.

Listo. Con esto ya tenemos una guía rápida que valdría la pena complementar y compartir. Por supuesto que los disueltos o las disueltas van a sentirse bajo agresión por parte de este columnista, pero deberían tener sentido de la realidad y considerar que la agresión es mas bien sentida por un elector o una electora como tú que no quiere verles la cara, y no quieres que te vean la cara.

Por supuesto, no descarto que alguno o alguna se reinvente, enmiende y lance una propuesta que realmente vale la pena acoger, y en todo caso usa tu sentido común, o aplica una figura llamada “voto bajo advertencia”, es decir, te elijo pero a la primera que juegues chueco, te vas a acordar de mí. No es amenaza, es control ciudadano.

Y como dije al inicio, más que culpa del JNE, la rehabilitación de los disueltos (oigan, es buen título para un libro) es un problema nunca antes cubierto por nuestras leyes. Y las leyes son sancionadas por el Congreso; entonces, ya sabrás a quien exigirle que tapen el agujero negro antes que comience a tragarnos inexorablemente. Recuerda que a la democracia invocando, y con el voto actuando. Y democracia de buenas actitudes y resultados positivos antes que de discursos bonitos. En todo caso, todo el paquete no solo debe lucir atractivo, debe serlo de verdad.

[Opina en tus redes sociales usando el hashtag #columnaNelson]

Diario El Regional de Piura
 

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