ERP. La violación sexual a menores de edad, cada vez nos sorprenden; sin embargo, existen estadísticas no conocidas, porque las víctimas prefieren callar. Según la investigación regional “Gritos de desesperación de las niñas afectadas por la violencia sexual”, se evidencia que la violencia sexual es un crimen silencioso muy atroz y de gran crueldad que afecta principalmente a las niñas y adolescentes de la región.
En el documento realizado por el Centro IDEAS, se señalan siete casos emblemáticos reales de niñas que han sido abusadas sexualmente y que ahora tienen un bebé producto de la violación. La coordinadora del Centro IDEAS, Milagros Mendoza, explicó que las siete niñas han sido identificadas mediante un exhaustivo trabajo de campo y cada una de ellas lleva un seudónimo para su protección.
“Las niñas que nos brindaron sus testimonios comparten características comunes, ellas proceden de hogares muy pobres, sin servicios básicos de agua, desagüe y energía eléctrica; vulnerables por su edad, por los antecedentes de vivir en hogares con violencia y por la relación de dependencia o subordinación respecto del agresor (Padres, tíos, primos o vecinos). Todas soportaron en silencio el trauma de la violencia por vergüenza o por miedo a las amenazas de su agresor”, señaló Mendoza.
Por su parte, el investigador regional, Pablo Juárez, indicó que cada niña violentada y su familia atravesaron un laberinto de incertidumbre en las instituciones encargadas de la protección y justica.
“Las niñas violentadas han tenido que optar por tres alternativas: Aceptar ser madres por imposición, huir de sus hogares por no encontrar justicia y reparación de su dignidad o abortar de manera insegura exponiendo su vida a fin de librarse del embarazo que nunca desearon”, dijo.
En esta investigación se evidencia la tortura a la que cada niña ha estado expuesta por su agresor. Un claro ejemplo, lo cuenta la mamá de Sol que tiene 13 años: “…. el 16 de diciembre del año pasado, mi hijita me llamó llorando, en ese momento yo comunique a la Policía....y me dijeron que mi hija tenía que ir para para que declare, mi hijita declaro que su tío la agarraba a piedras y que la había violado.... también mi hijita declaró que su papá la había violado desde hace 3 años, cuando todavía no le venía su regla; pero nunca me dijo nada porque la tenía bajo amenazas. Ella recién me contó que en su desesperación le dijo a su tío que su papá la había violado y entonces su tío (que es hermano de su papá) le dijo, ¡Ah, entonces ahora me toca a mí también y desde allí la comenzó a violar también su tío...”
Otro caso muy aterrador que demuestra la violencia y humillación de las instituciones del Estado, es el de Cielo de 13 años, su mamá contó lo siguiente: “Fui a la fiscalía provincial… me dijeron que tenía que traer más pruebas, que al hombre no lo podían agarrar así nomás , querían que primero nazca el bebé para que le hagan la prueba de ADN porque era un riesgo que lo cogieran y no fuera él, el culpable....o sea lo que pasa es que no creen en la palabra de mi hijita...mi hija estaba embarazada, una niña con su barriga hinchada por el embarazo y no le creen en su palabra....”
En el documento también se resalta el desconocimiento sobre educación sexual integral, esto probablemente también influye mucho en la forma cómo se aborda los ataques de la violencia sexual sobre las niñas. Un caso nos cuenta Luna de 13 años: “No, en el colegio no me enseñaron lo de los bebés, yo en mi escuela nuca fui enseñada… Yo no entendía lo que me pasaba, me decían que iba a tener una bebita y yo me preguntaba ¿Cómo iba a tener una bebita? ¿Cómo iba a llegar a mi barriga una bebita? Si nos enseñaron las partes del cuerpo, pero no sabía que esto que mi hicieron, me iba a traer una bebita”.
Casos como el de ellas, lo viven miles de niñas en la región. Ellas fueron violadas y quedaron embarazadas sin comprender sus implicancias y contra su voluntad, son niñas que se han convertido en madres a una edad en la que deberían estar jugando.
Luna dijo lo siguiente: “Cuando me dijeron que tenía una bebita yo no quería tener una bebita, yo no quería...yo le decía a mi mamá que me sacara a la bebita que no la quería tener...mi mamá me prometió que me la iba a sacar… cuando fui al hospital yo les pedía a las enfermeras....a los doctores que podía hacer para que me sacaran a la bebita, pero ellos no querían....me decían que no podían sacarla porque era mi hijita, me decían que iba a ser mamá y la mamá no puede matar a su hijo...”.
Ante este panorama desalentador y muy triste, Milagros Mendoza exhorta a las autoridades competentes con la protección de las niñas y adolescentes a focalizar las intervenciones en las niñas; “Hasta el momento, las acciones a favor de las mujeres se han centralizado en mujeres adultas, es necesario focalizar la atención y las intervenciones en las niñas víctimas de violencia sexual. Es necesario evaluar la necesidad de la atención diferenciada de las niñas madres menores de 15 años”, señaló.