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Dom, Abr

Cuando la muerte solo tiene el precio de la venganza

Editorial
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ERP. Un alevoso crimen sucedió el último jueves en la ciudad de Sullana. Esta localidad siempre tuvo problemas de seguridad ciudadana y pese a algunos esfuerzos que realiza la Policía Nacional del Perú para controlar la violencia, no se observan estrategias efectivas para tener resultados favorables.

Tampoco se tienen las herramientas para descubrir a estos delincuentes y capturarlos. Las videocámaras, que en otros lugares son funcionales, en Sullana, tienen un funcionamiento pésimo, pues la cantidad y su ubicación nos llevan a concluir que más se lucró en el proyecto y no se pensó en la protección de la vida de hombres y mujeres.

Es por eso, que muerte tras muerte, los sicarios se enciman para cometer sus delitos y cuentan con el apoyo sutil, de quienes tienen la responsabilidad de hacer eficientes sus sistemas de control y vigilancia. Tras la fuga existe la desaparición y tras ella, lo que debe ser un acto de justicia, se convierte en una muerte sin culpables.

Nadie puede quitar la vida a otro ser humano y no existe crimen justificado, lo dice en esencia la Constitución Política del Perú y las leyes penales; sin embargo, en esta ciudad los sicarios atacan a mansalva, le quitan la vida a un contrario y la “fuga con rumbo desconocido” se convierte en el parapeto para que no ubiquen y capturen a los asesinos.

Es hasta gracioso leer los planes de seguridad ciudadana que formulan los consejos de seguridad ciudadana. Planifican mucho para no hacer nada; en tanto, ante el menor descuido, y desde la oscuridad el hampa deja su marca, sabiendo que las autoridades responsables de investigar, no tendrán las herramientas para cumplir con su competencia y además, tampoco los recursos humanos para hacerlo.

Está demás pedir que una muerte no debe quedar impune. Se deben realizar todas las acciones a su alcance para dar con los responsables y que estos paguen por el o los delitos cometidos; es la única manera de evitar que cualquiera haga uso de sus propias armas para quitarle la vida a una persona.

Evitemos que la ley del más fuerte siga imperando, demostremos que somos capaces de generar información que permita la identificación de los responsables; igualmente, otorguemos a la ciudad, las herramientas tecnológicas para que sean los ojos visores que se necesitan para reconvertir esta ciudad peligrosa y violenta en una de paz y concordia.

Quizá sea mucho pedir, quizá. Pero se requieren contar con muchas más cámaras de videovigilancia y una red que facilite la reconstrucción de cada movimiento. No es imposible, en otras ciudades lo hacen y Sullana, debe reconvertirse a una provincia de segura, como igualmente lo necesitan otras localidades de la región Piura para eliminar la violencia.

Diario El Regional de Piura
 

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