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Mié, May

Corazones de cebolla, o llorones por gusto

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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ERP. En muchas ocasiones, seguro hemos escuchado decirle a una persona, cuando lagrimea cortando cebollas: “estás llorando de amor”, sacando una sonrisa, a quien está preparando cebiche, o algún otro plato que incluya abundante cebolla picada, preparaciones tan comunes en la culinaria peruana.

Por Miguel Arturo Seminario Ojeda

Presidente Honorario de la Asociación Cultural Tallán

Por otro lado, la comunicación a través de aparatos telefónicos, y todo tipo de computadoras, hoy se ve cargada de emojis, a través de los cuales se intenta sintetizar lo que se quiere decir en varias palabras, son muy comunes los que aparecen riendo a carcajadas o sonriendo, y lo son también esos que lloran a mares, como vertiendo cataratas a través de las glándulas lacrimales.

En lo que va del 2020 y 2021, esos emojis llorones, se recibían a montones a través de los mensajes whats app, cuando las consecuencias de la pandemia se multiplicaban, y realmente daban ganas de llorar. Sabemos que, “Emoji es un término adaptado del japonés para los ideogramas o caracteres usados en mensajes electrónicos y sitios web”, es una palabra de gran uso en este momento, y que se ha impuesto, por las novedades de los tiempos.

Sin embargo, hoy vemos que se abusa de esos emojis llorones, y de todo tipo, pese a que los psicólogos de todo el mundo, recomendaban en todos los idiomas, que se limite su uso, por el efecto que causaban en tiempos de crisis como esta que se vive, recordando, que hasta contribuían a la baja de las defensas de las personas, al multiplicarse en ellas, el efecto de estas situaciones representadas, y sintetizadas a través de esos ideogramas.

He conocido a varias personas, que al parecer se convirtieron en especialistas del uso de las caritas lloronas, y si por cada una de ellas les hubiesen pagado, hoy estarían compitiendo con las más grandes fortunas del mundo, lo que en algún momento me hizo suponer, que en vez de corazón, en su tórax tenían una enorme cebolla que incluso se prolongaba hasta el abdomen, por su manera de llorar a través de esos caracteres, de forma increíble.

Imagino a esos corazones de cebolla, con dos aurículas y dos ventrículos de gran tamaño, llenos de catáfilas y de cuantos elementos se puedan encontrar en las cebollas, desesperándose por provocar lágrimas a raudales, los que evidencian la mencionada cualidad, tienen corazones cebolleros, que se dejan chiquito a cualquier puesto del mercado mayorista o de abastos, y que comprimidos, quizá equivalen a una tonelada de cebolla.

Antiguamente se contrataba plañideras para llorar por los muertos, y se decía que una llorona tambograndina, siempre tenía cebolla picada en una parte estratégica del cuerpo, lo que le provocaba lágrimas, cada vez que soltaba el chillido, en cada velatorio que le pagaban por cantar la vida del difunto y llorar a mares, haciéndolo, así como lo relata Lola Cruz de Acha, en el monólogo, “La Llorona”, pieza teatral llevada magistralmente a escena, por Amparo Tizón Cruz.

Corazones de cebolla los hay por todo el globo terráqueo, unos más grandes que otros, y siempre los hubo, al punto que a la gente que lloraba por gusto, se les reprendía, diciéndoles: “de la nada llora”.

Diario El Regional de Piura
 

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