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Dom, Abr

El poder militar de los incas, Garcilaso de la Vega, y la historia regional de Piura

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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ERP. El Inca Garcilaso de la Vega, es un peruano universal, y a quien se debe gran parte del conocimiento de la sociedad incaica y preincaica, a través de sus publicaciones de comienzos del siglo XVII, en donde por primera vez aparece por ejemplo la palabra Sullana, tanto como Poechos.

Por Miguel Arturo Seminario Ojeda

Responsable del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones

Gómez Suárez de Figueroa, más conocido como Inca Garcilaso de la Vega desde 1563, nació en el Cusco, el 12 de abril de 1539, a pocos años de la llegada de los europeos al Tahuantinsuyo, y falleció en Córdoba, España, el 23 de abril de 1616, siendo una figura trascendente, desde el tiempo que le tocó vivir. Se le considera el primer mestizo biológico, oficialmente ubicado en la historia del Perú, que pretendió una especie de conciliación entre las herencias culturales de las que formaba parte, la hispana, y la amerindia.

Con toda seguridad en más de una publicación sobre historia prehispánica de Piura, se habrá mencionado que Túpac Yupanqui fue quien anexó los valles serranos de Piura al dominio incaico, y es que así lo narra el Inca Garcilaso de la Vega, dando cuenta que este soberano y su hijo Huayna Cápac, quien anexo los valles costeños, salieron del Cusco en plan de conquista, sometiendo a diversos valles, en jornadas que duraron varios años.

Hoy se toma Al inca Garcilaso de la Vega, como autor de publicaciones más literarias que históricas, y se asegura que romanizó el período incaico, a fin de llamar la atención de los Reyes de España, en busca de mercedes, y mejores tratos para la población peruana, sobre todo.

Narra Garcilaso de la vega, que el sometimiento de los valles costeños de Piura fue pacífico, hasta voluntario, indudablemente que eso se debió a la superioridad militar de los incas que atemorizaba a los más débiles, fue una situación parecida a la de los romanos, que anexaban por la fuerza a las sociedades que no renunciaban a su independencia y libertad.

Los habitantes de los valles piuranos no tuvieron otra alternativa, conociendo de las medidas drásticas que sus conquistadores habían impuesto en otras localidades, sin duda a ese conocimiento habían contribuido los hombres de compra venta o intercambio de esos tiempos, que uniendo las redes comerciales del altiplano con la costa, daban cuenta de las barbaridades sobre los sometidos, cuando no acataban la política imperial de los incas.

Esta información, con la que han trabajado historiadores regionales, sobre la mención de los valles de Piura, apareció por primera vez en 1609, cuando salió a luz la obra cumbre del Inca, Comentarios reales de los incas, en Lisboa, en edición castellana, con la romanización de la historia de la sociedad de sus antepasados maternos.

Sin embargo, más allá de esa visión, que hoy más que histórica se le juzga literaria, lo que da orgullo a los piuranos, especialmente a los sullaneros, es esa mención de la palabra Sullana, con la que posteriormente se nominaría al pueblo fundado por el obispo Baltasar Jaime Martínez Compañón y Bujanda, que de acuerdo al propio Garcilaso de la Vega, fue incorporación pacífica.

Sullana es la quichuización de la palabra Solana, ya que como lo advierte el Inca en la introducción de su obra, los nombres geográficos serían escritos en su lengua materna, el quechua runasimi; escribiendo Sullana, y no Solana, para referirse al valle, porque en el quechua no existía la l simple, y tampoco confundió el sonido de la o con el de la u, que se generaba entre los hablantes del quechua chinchaisimi. Lejos estaba el Inca, que ese nombre se perpetuaría para siempre, darle el nombre a la ciudad de Sullana en 1826, y a la provincia de Sullana, en 1911.

Garcilaso de la Vega señaló que las dicciones se debieron escribir como él lo hizo, en este sentido es comprensible, que las anotaciones de los españoles, fueron tales, porque ellos entraron por la zona norte, y escucharon el quechua chinchaysimi, que tenía variaciones en la pronunciación, escribiendo Solana, y no Sullana, como correspondía.

Hay mucho que decir sobre los incas en Piura, como lo han referido Juan José Vega, Edmundo Guillén Guillén, Waldemar Espinoza Soriano, y Anne Marie Hocquenghen, por citar a unos notables historiadores sobre el pasado piurano.

Diario El Regional de Piura
 

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