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Vie, Abr

No más romanticismo en un país de crisis económica

Nelson Peñaherrera
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ERP. Más con cierta compasión que con mucho cinismo, un comerciante me dijo que desde que Pedro Castillo subió a la presidencia del Perú, sus ganancias se han incrementado. No a los niveles de inicios de año, pero de que sigue percibiendo ganancias, sigue percibiendo ganancias. “Yo compré bidones de aceite a 50 soles cada uno. ¡Sabes en cuánto los vendí? ¡A 80 soles cada uno! Y es una mercancía que siempre se mueve porque la gente cocina con aceite”.

Por Nelson Peñaherrera Castillo

Este no sería el único caso de ‘éxito’ en que alguien lanza o administra un negocio y consigue un margen de utilidad aprovechando la incertidumbre económica causada por la ídem política, especialmente desde la segunda vuelta electoral. Contrariamente a lo que se pudiera sospechar, solo la venta de alimentos crudos o preprocesados parece ser la tendencia emprendedora a pesar que su precio se eleve casi todas las semanas.

“Y no por centavos como antes, sino por soles”, me agregó este comerciante. Alimentarse es una necesidad básica en todas las instancias, y eso explicaría por qué, a pesar de todo, el negocio éste sigue siendo negocio.

El dólar estadounidense, que hasta abril estaba por los 3,40 soles la unidad, hoy anda por los 4,10 soles la unidad. Nota: me recuerda a la devaluación del peso argentino cuando Cristina Fernández llegó a la presidencia de esa nación, y como medida de contención se le ocurrió congelar la liquidez en moneda extranjera. Eso fue la bendición de los cambistas gauchos porque hicieron fortunas vendiendo o comprando la divisa en el mercado informal. ¡Quién dijo que el socialismo no es capitalista?

El dólar como referente es clave porque, así quisiéramos, la producción nacional es insuficiente para cubrir la demanda interna, entonces tenemos que importar. Creo que ya expliqué esto en una columna previa, pero siempre es bueno recordarlo. Por lo tanto, si los insumos o productos que se traen desde el extranjero, aunque el extranjero sea aquí nomás cruzando a Huaquillas, Desaguadero o Arica (¿en serio traemos cosas desde Arica?), se pagan en dólares por la necesidad de estandarizar las transacciones, y este dólar está en franco ascenso en nuestro país, ergo, los precios al público se van a incrementar por efecto de compensación.

Digo, comerciante que abre un negocio para perder deliberadamente, o es ONG, o anda metido en negocios nada limpios y lo del comercio a pérdida es solo un distractor. Y esto nos recuerda un viejo principio económico: se abre un negocio, del saque, para generar lucro, incluso si ese negocio se basa en el trueque. Si ofreces tres tomates y consigues una fresa, algo hiciste mal, salvo que la fresa te permita conseguir una granja completa.

El comerciante de quien les hablé al inicio me apuntaba que la promesa de Castillo respecto a que su gobierno privilegiaría el bienestar de la población más pobre –la tercera parte de toda la demografía nacional, según el cálculo ajustado a 2020—se está convirtiendo en una mentira de tamaño colosal.

Quienes están sufriendo los avatares económicos son, en efecto, los y las más pobres, y el Presidente de la República parece no tener más herramientas de propia creación para equilibrar el asunto, más allá que haber aceptado a regañadientes la presencia de Pedro Francke al frente del Ministerio de Economía y Finanzas juramentando por todo aquello que a Castillo le causa urticaria.

Quienes saben de negocios, a pesar de la tendencia izquierdista de Francke, lo miran con buenos ojos porque, en medio de todo, se trata de un profesional muy articulado, convincente y coherente en sus criterios. Yo agregaría que es un hábil conversador, de lo que recuerdo al haberlo conocido en persona alguna vez en una reunión, allá por 2004 en Lima, cuando, si no me equivoco, se buscaba reorientar la negociación peruana para un tratado de libre comercio con los Estados Unidos.

Regresando a 2021, el hecho factual es que basta una palabra suya para que le baje la fiebre a los mercados, aunque los paños de agua helada siguen siendo insuficientes. Lo que, aparentemente, están esperando los inversionistas no solo es la ratificación de Julio Velarde, el aún presidente del Banco Central de Reserva, con la opción de que él elija al directorio de la entidad, sino que Castillo –aunque termine en UCI—confirme que la economía de libre mercado seguirá siendo la doctrina comercial y financiera en Perú. Aseguran que será la única forma de que la reactivación post-pandemia se sostenga en el tiempo.

Por lo pronto, la cumbre Castillo—Francke-Velarde por fin se dio el viernes 13 (plop), tras haberse frustrado hasta en dos ocasiones, y se anunció por ahí que la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria y de Aduanas, la Sunat, investigará si habría concertación de precios en las alzas de estas semanas. Y, claro, como no podía ser de otro modo, Perú Libre, tanto desde el gobierno como desde el Legislativo está planteando la posibilidad de controlar esos precios cuando el Presidente de la República dijo que no lo haría, y cuando la Constitución no lo sugiere como recurso inmediato.

Aún así, hay gente que todavía cree que Castillo ha sido lo mejor que le ha podido pasar al Perú en 200 años. Claro que cuando recibes un sueldo fijo del sector estatal o cobras en dólares, hasta yo me la creería; pero, cuando tienes a las tres cuartas partes del país ganándose la vida por su cuenta, y especialmente si no te va mejor de lo que creías, todo este argumento se cuestiona y se cae.

Si aún a pesar de que la billetera se adelgazó y las deudas comienzan a hincarte, crees que las cosas están mejor que antes, quizás podría explicarse no por el lado económico sino por el lado emotivo, una suerte de involución afectiva, salvo que nunca hayas madurado a estos niveles, y que nos coloca en los campos del romanticismo adolescente, del que ya hablé aquí en algún momento, que no es una teoría mía sino de mi amigo y compañero Marco Paulini.

Este obstetra (detalle) sullanero nos recuerda que cuando estamos aún con DNI amarillo, o su equivalente para mis lectores no peruanos, al dejarnos prendar por nuestro interés afectivo o erótico, magnificamos todo lo bueno que tiene o le agregamos cosas positivas que nunca tuvo, y nos quedamos con esa imagen idealizada. Recordemos su investigación que lanzó esta teoría: https://tinyurl.com/3d26aysr

Por eso, cuando alguien desde fuera nos estrella con el suelo, sea en buena o mala onda, igual consideramos que no tiene la razón; luego reaccionamos alejándonos o agrediéndole, porque le consideramos una amenaza capaz de extraernos de esa especie de droga que nos mantiene ensoñados y ensoñadas.

Salvo intervención profesional especializada, poco o nada podemos hacer por esas personas excepto esperar que se estrellen contra el suelo por sus propios medios, y decidan si quieren curar sus heridas y fracturas (resiliencia), o si quieren seguir viviendo en modo negación e ira por los siglos de los siglos (duelo patológico). Pero entrar a razonar en términos y elaboraciones lógicas, la verdad, además de ser una pérdida de tiempo, equivale a apagar el fuego con gasolina.

Dicho esto, la promesa de Pedro Castillo no está funcionando, no está beneficiando a quien dijo beneficiar, está demostrando que el estilo de gobierno está equivocado de plano (a ver, lo de la lucha de clases y el cuco de los oligopolios es una justificación mediocre, si no, mira tu celular inteligente y si eres capaz de tirarlo a la basura para ser consecuente, entonces me hablas), y deja probado que el romanticismo socialista no sirve para gobernar ni este ni ningún país. No al menos en este planeta, y quizás no al menos en este universo.

Parándonos en este punto, y de cara al próximo proceso electoral, vale la pena advertir otra vez que nos tomemos la política con el racionalismo que sorprendería al mismo Descartes, la causalidad que halagaría al mismo Sócrates y la identidad que desafiaría al mismo Basadre. En otras palabras: realismo, didáctica e inteligencia. De otro modo, volveremos a repetir la historia, o podría empeorar.

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Diario El Regional de Piura
 

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