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Jue, Abr

La deserción realista en Palpa

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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ERP. La Expedición Libertadora, bajo las órdenes del general José de San Martín, desembarcó en Paracas, el 8 de setiembre de 1820. Los soldados tenían bien clara su misión, venían a contribuir con la libertad del Perú, sabían que la patria era América, y no solamente el espacio en el que habían nacido, estaban seguros, que muchos patriotas engrosarían el ejército del cual ellos formaban parte.

Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda

El afán por demostrar que estaban cargados del espíritu guerrero y de libertad, era notorio, a las huestes libertadoras, se sumaron los que desde diferentes rincones de la patria se fueron aproximando paulatinamente hasta donde estaba acantonado el ejército libertador, y siendo incorporados con diversos grados, en un simultáneo reconocimiento de capacidades y de patriotismo que no distinguía color, todos se aprestaban, y deseaban ardorosamente demostrar a los enemigos, que si era necesario inmolarse por la libertad de América, así sería.

El general San Martín había buscado un entendimiento con los realistas para evitar derramamientos inútiles de sangre, inició desde hacía tiempo un trabajo persuasivo sobre los que dudaban de los beneficios que les traería su nueva condición de independientes, por eso, en conocimiento de la realidad de las costas del Perú, ahí donde hacía falta, envió personas de su entera confianza, para fortalecer el espíritu libertario de quienes apostaban por la independencia, y para incentivar a los que aún no se habían decidido.

Así como lo haría oportunamente con el marqués de Torre Tagle, también lo hizo con José de La Mar, logrando que los que estaban en el medio, debatiendo quizá su voluntad, entre permanecer realistas o sumarse a la creciente oleada patriota, lograran finalmente alcanzar la causa de América, es decir de ser libres, independientes y soberanos.

Asimismo, se procuró un trabajo persuasivo entre las tropas y la oficialidad, conformadas por una gran cantidad de americanos, que se mostraban fieles al Rey, y los motivadores entre los realistas para el apoyo a la causa patriota, lograron poco a poco su cometido, y como es conocido, quizá el mayor episodio del paso de un gran número de realistas al ejército patriota, fue el del Numancia, batallón que había ingresado por tierra al virreinato del Perú, registrándose su paso por Piura.

Sin embargo, si bien eso ocurrió a fines de 1820, este suceso fue precedido por otro que ha permanecido olvidado, opacado quizá por lo numérico de lo que significó el Numancia, y se verificó en Palpa, el 7 de octubre de 1820, cuando los patriotas perseguían a los realistas, protagonizándose en Palpa, una de las primeras y grandes manifestaciones del amor por la patria, cuando dos compañías realistas desertaron y engrosaron el ejército sanmartiniano.

Se conocen los detalles de la firma y condiciones expresadas en la conferencia de Miraflores, tregua ansiada por los realistas que buscaban ventajas para ellos, porque sabían de los desequilibrios que se les venían encima con el avance patriota. Al vencerse el plazo de suspensión de hostilidades, vino a continuación la ocupación de Ica, y el inicio de la persecución del ejército realista comandado por Manuel Quimper, que se dirigía a la villa de Nasca.

Inicialmente, la persecución llevó a los patriotas por una ruta no seguida por Quimper, y al no encontrarlos regresaron pronto a la ciudad de Ica, desde donde el coronel Álvarez de Arenales, dispuso que el teniente coronel Rufino Guido continué la persecución por la ruta de Palpa, enterado de que los realistas habían tomado ese camino.

Por correspondencia particular, y por las memorias del virrey Pezuela, nos enteramos que dos compañías del ejército de Quimper se pasaron al bando patriota, en Palpa, e incluso se habla de hacer un juicio a Manuel Quimper, por no haber desarrollado las estrategias para mantener la fidelidad de sus subordinados a la causa del Rey. Después de muchos años, 4 décadas y media después, el suceso es mencionado por José Segundo Roca, cuyas memorias fueron publicadas por Jerónimo Espejo en la década del 60 en su patria, Argentina, como se puede ver en el tomo XXVI, volumen 3 de la Colección Documental de la Independencia del Perú.

Al respecto, el coronel mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales informa el 8 de octubre al general San Martín de la perdida de hombres por el ejército realista, y su pase al ejército patriota, sin mencionar encuentro bélico alguno, de manera que no hay documento primario, que califique a este acontecimiento, como producto de un combate o de una batalla, asimismo se menciona, más de 40 años después, que frente a un tiroteo, dos compañías, se pasaron a las filas de la patria, con toda seguridad, entre estos soldados, ya flameaba el espíritu de libertad, y no dudaron en alinearse al ejército sanmartiniano.

Que no hubo antes que los episodios de Changuillo, Nasca y Acari, otro enfrentamiento similar, lo sabemos por los informes de Manuel Rojas, y el Boletín N° 2 del Ejército Libertador, del 22 de octubre de1820, donde se da cuenta, que al fin se habían batido los patriotas, enfrentando a los realistas. Esto se nota en el contenido del parte de guerra, en el que se da cuenta detallada de los sucesos, al describir que los soldados estaban ansiosos de batirse, detallando lo ocurrido en el espacio geográfico de la actual provincia de Nasca, y de la provincia de Caravelí.

Este primer gran encuentro patriota derrotando a los realistas, tuvo como escenarios al floreciente pueblo de San Juan de Changuillo, desaparecido en 1826, y reconformado un poco antes de finalizar el siglo XIX, a la villa de Nasca, y a Acari, hasta donde llegaron los patriotas persiguiendo a los realistas.

Changuillo, Nasca y Acarí, son parte de unepisodio, donde los soldados, desde el más alto oficial hasta el de más baja graduación estaban inspirados, motivados por el romanticismo que llevaban dentro, fue, de acuerdo al parte, el primer gran suceso bélico, después del desembarco, no hubo acción parecida previamente.

Como llevamos dicho, todo esto fue precedido por la deserción en Palpa, de dos compañías del ejército realista, que tras una actitud reflexiva de los soldados, se pasaron a los patriotas porque los ataba y los llamaba el espíritu, de la libertad de su patria; este singular suceso, debe llenar de orgullo a los palpeños, núcleo urbano de mayor envergadura que Nasca en el virreinato, porque su espacio geográfico fue testigo de un hecho trascendente, de una gran reflexión patriótica masiva, antesala de lo que pasó después con el batallón Numancia.

Sobre los sucesos posteriores del paso del ejército realista, a las filas de la patria, en Palpa, si hay un registro detallado, de modo que lo ocurrido desde Changuillo hasta Acarí, a quien el mismo José Segundo Roca califica como combate, citando después y haciendo una evaluación del suceso, mencionando las tres consecuencias de la acción:

1.- Aumento del parque del ejército patriota

2.- Reputación del suceso ante el país, los patriotas ganaban en prestigio

3.- El terror generado a los realistas, que defendían lo indefendible

Este 15 de octubre, Changuillo, Nasca y Acarí, rememorarán con toda seguridad, quizá de manera virtual mayormente, que en territorio de la provincia de Nasca, y de la provincia de Caravelí, se vivió con intensidad, lo que buscaba el ejército patriota, enfrentar a los realistas, y hacerles ver, que los americanos pelearían hasta morir, por su libertad.

Diario El Regional de Piura
 

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