Talareños usan las calles como urinarios públicos

Rodolfo Sanjinez Canales: “Es algo que debe terminar por intervención drástica de las autoridades. Es vergonzoso para los propios vecinos tener que transitar constantemente por calles malolientes que denotan la mala educación de sus pobladores”.

María Saldarriaga Vargas: “Es cierto que, como en otras localidades, no hay baños portátiles ni fijos que funcionan en sitios estratégicos. Pero podría por ejemplo alentarse a los negocios a que presten o alquilen sus servicios higiénicos, una medida que se usa en algunas ciudades y que funciona bien”.

José Chavesta Campos: “Hay que admitir también que se trata de una cuestión de cultura y de educación. Acostumbrados como están muchos varones a aliviar la vejiga en cualquier lugar, como si de animales se tratara. Es común observar a los mototaxistas que bajan de su vehículo y, sin más, contribuyen a ensuciar la calle”.

Rosa Rojas de Rivera: “De nada han servido los llamados a la limpieza, a las buenas costumbres y a la corrección urbana. El acto de orinar en las calles, privativo de los varones, es además un grosero gesto de machismo: hacerlo significa una exhibición inmoral que atenta contra el pudor y que lastima y hiere a menores de edad, hombres y mujeres. ¿Aceptarían esos mismos sujetos que sus madres, hermanas, esposas e hijas vieran ese indigno espectáculo en las calles?.

Oswaldo Chapilliquén Cuadra: “Se tiene que hacer lo que han hecho las autoridades municipales de otras localidades que han extremado la dureza con los infractores. A todo sujeto que se le sorprenda orinando en la vía pública debe detenérsele sin miramientos para ser conducido a la comisaría. No basta luego imponerle una multa. Allí tiene que intervenir la autoridad fiscal para abrirle un proceso por conducta inmoral pública y daño al medio ambiente. A ver si les gusta”