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Jue, May

Experto Javier Javier Alva da recomendaciones sobre enfermedades del limón sutil

Piura
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ERP. Javier Javier Alva, fitopatólogo, docente principal del departamento de Sanidad Vegetal de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Piura (UNP) indicó que las intensas y frecuentes lluvias en el verano 2017 constituyen una seria amenaza para las plantaciones de limón sutil y otros cultivos. En Piura se cultivan alrededor de 14,000 ha de limonero sutil Citrus aurantifolia injertado sobre rugoso Citrus jambhiri, con una producción promedio baja (12-14 t/ha) debido entre otras causas al deficiente conocimiento sobre el manejo de tres enfermedades durante los periodos lluviosos:

Alga roja de los cítricos

Cephaleuros virescens, cuyas colonias verde amarillentas a café oscuras crecen superficialmente sobre hojas, frutos y ramas, causando reducción de la fotosíntesis en hojas. Durante épocas lluviosas se incrementa la incidencia y severidad de ataque, ocasionando defoliación, pudriciones de corteza y marchitamiento de ramas. Se recomienda disminuir la humedad mejorando el drenaje, podas de ramas secas y aplicaciones de productos cúpricos desde el inicio del periodo lluvioso.

Decaimiento y muerte de árboles

Importante enfermedad ocasionada por el pseudo hongo patógeno del suelo Phytophthora parasitica. Afecta principalmente el sistema radicular y el tronco causando gomosis. En años normales, la pudrición de raicillas y raíces gruesas avanza lentamente en complejo con el nematodo de los cítricos Tylenchulus semipenetrans y los síntomas de decaimiento en la parte aérea del árbol recién se hacen evidentes cuando se ha perdido más del 50% de la masa radicular después de una campaña de abundante producción de fruta de mala calidad, pudiendo morir gradualmente 1-2 años después. Pero, bajo las condiciones favorables actuales de inundaciones, humedad continua por deficiente drenaje y mojado continuo de la base del tronco, el patógeno incrementa rápidamente su inóculo secundario constituido por esporangios y zoosporas a partir de tejidos de las plantas infectadas y la muerte del árbol es rápida (1-2 semanas), pudiendo alcanzar niveles de epidemia al incrementarse rápidamente el número de árboles muertos, los mismos que continuarán muriendo aún terminado el periodo lluvioso.

Los factores que favorecen la enfermedad son: sistema radicular del patrón rugoso de mala calidad (desviaciones), raíces que llegan ya infectadas desde vivero, el enterrado del cuello de la raíz 20-30 cm debajo de la superficie del suelo al momento del trasplante, utilización de estiércoles crudos sin lavar y sin descomponer, riego por inundación que ocasiona mojado del tronco y, drenaje deficiente.

El Dr. Javier Javier Alva recomienda lo siguiente: A pesar de que el patrón limón rugoso es susceptible a esta enfermedad, se pueden aplicar medidas para su manejo como: usar suelo para vivero no infestado o tratado al vapor en camas, seleccionar sitios bien drenados para el plantado definitivo y establecimiento de nuevas plantaciones en mesetas trapezoidales a 30-40 cm de altura con el cuello de raíz casi en la superficie, incorporación al suelo de estiércoles lavados y descompuestos, poda del follaje para propiciar buena entrada de luz y poda o eliminación de raíces gruesas necrosadas y de raíces desviadas. En riego convencional, se debe evitar que el agua de riego toque y moje al tronco y construir un anillo de riego en la zona de la proyección de la copa. Para el control químico de esta enfermedad, se deben aplicar químicos sistémicos al suelo como las fenilamidas: Metalaxil, furalaxil, benolaxil, ofurace, cypofuram y oxadicil. El fosfonato fosetyl-Al aplicado al follaje, este, tiene doble acción sistémica en el árbol: ascendente y descendente.

Antracnosis del limón sutil

Causada por el hongo patógeno aéreo del follaje Colletotrichum acutatum, es una enfermedad destructiva y devastadora con prevalencia en todas las zonas limoneras de Piura que adquiere mucha relevancia solo en años con veranos muy lluviosos como 1983, 1998 y 2017. El patógeno, en años secos pasa por desapercibido, sobreviviendo en las hojas de la copa del árbol. En este verano lluvioso, el inóculo llega acarreado por el agua hacia la parte inferior del árbol donde infecta continuamente solo órganos jóvenes y, al tener un periodo de incubación muy corto, en poco tiempo alcanzará niveles epidémicos muy destructivos.

Los síntomas incluyen lesiones irregulares ligeramente hundidas color naranja a marrón claro sobre la envoltura de los pétalos de botones y flores que quedan colgando en el árbol con los discos florales persistentes en la planta, distorsión de hojas jóvenes desde el borde o el ápice con la lámina angostada y, necrosis y caída de frutos recién cuajados. No afecta frutos mayores de 30 días y si los frutos afectados no caen, ocasiona que la planta produzca tejido corchoso como respuesta defensiva en los puntos de infección, agrietándose conforme van desarrollando. Este año, con lluvias muy intensas y frecuentes, entonces se entiende que será muy destructivo de yemas florales, racimos enteros de botones florales y flores abiertas y, de frutos pequeños.

Por lo tanto, la floración otoñal entre marzo, abril y mayo será casi totalmente destruida si no se toman medidas y, recién se tendrían cuajados de fruta a fines de junio. Si consideramos 150 días el periodo desde flor hasta fruta madura, entonces habrá escasez y carestía de fruta desde julio, agosto, setiembre y parte de octubre, con precios muy altos, recién en noviembre se regulará su abastecimiento en el mercado. Al ser destruidos continuamente los brotes nuevos por este patógeno y por el minador de brotes Phyllocnistis citrella, no habrá floración en los brotes de la copa externa del árbol. Pero, quedan las yemas florales viejas ubicadas en ramillas de la parte interna de la copa que no son atacadas por P. citrella y que pueden activarse a partir de fines de marzo para propiciar una floración otoñal y que deberían protegerse de C. acutatum.

Le favorecen a la enfermedad lluvias intensas y frecuentes, suelos pesados con mal drenaje, abundante follaje y árboles débiles. En realidad, ingresar al campo durante días muy lluviosos es difícil, sobretodo en campos con suelos que tienen drenaje deficiente con el agua empozada tocando permanentemente el tronco con el cuello de la raíz asfixiándose.

El Dr. Javier Javier Alva recomienda lo siguiente: Primero buscar como evacuar el agua y evitar que moje permanentemente la base del tronco. Segundo, descarga total de fruta para evitar competencia del ácido giberélico endógeno que está en la fruta con el ácido giberélico exógeno que propicia nuevas floraciones. Tercero, poda severa y entresaque lateral y de la copa, eliminación continua de mamones para permitir buen ingreso de luz que se active las yemas en ramas y ramillas internas. Cuarto, fertilización al suelo con poco nitrógeno, más con fósforo y potasio. Quinto, programa de aplicaciones continuas de fungicidas químicos, con frecuencias de 3-4 días que se deben iniciar con cúpricos (oxicloruro de cobre) y luego con fungicidas estrobilurinas, benzimidazoles y triazólicos, rotándolos solos o en mezcla con cúpricos. Las aplicaciones deben continuar con menor frecuencia hasta 1 mes después de terminadas las lluvias. Se debe considerar aplicaciones de ácido giberélico al follaje después de la poda para propiciar nuevas floraciones, las mismas que deben ser protegidas con fungicidas.

 

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